Entrevista a Jordi Segura (IMIM)

“La investigación pública te da flexibilidad, pero no hay que olvidar el objetivo final"

Después de pasar por la industria farmacéutica, Jordi Segura acabó en el Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM) para poner en marcha el Laboratorio de Antidopaje de los Juegos Olímpicos de 1992. Actualmente continúa dirigiendo este laboratorio, es profesor de química en la Universidad Pompeu Fabra (UPF), presidente de la Asociación Mundial de Científicos Antidopaje (WAADS) y coordinador del grupo de bioanálisis y servicios analíticos del IMIM, en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB).

Jordi Segura (IMIM)
Jordi Segura. Imagen: IMIM.

¿Cómo recuerdas tus inicios en la investigación?
Cuando hacía la tesis, tuve momentos difíciles después de un año sin resultados. Dudaba si me había equivocado de tema. Con persistencia lo logré.

¿Y el paso por el sector privado?
Aprendí una forma de trabajar que a menudo echo de menos en investigadores que sólo han trabajado en el sector público. La industria privada tiene unos objetivos muy cercanos, claros y concretos. Te ayuda a estructurar el trabajo y a ser autocrítico. La investigación pública te da más flexibilidad, pero no hay que perder de vista el objetivo final.

Los juegos olímpicos del 92...
Fueron un gran reto personal y profesional. Primero, conseguir la acreditación del Comité Olímpico Internacional (COI) y luego crear la estructura para poder cubrir los juegos. El IMIM pudo disponer de un edificio nuevo gracias principalmente a las necesidades del laboratorio antidopaje. Nuestro grupo pasó de 9 personas en 1985, a 80 en 1992. Fue clave rodearse de un equipo excelente. Algunos todavía siguen aquí!

Un éxito que te abrió las puertas a la comisión médica del COI...
Fueron unos años de muchísima actividad. Como secretario de la Comisión coordinaba los exámenes de acreditación antidopaje y supervisaba todos los laboratorios acreditados. Al ser una responsabilidad a escala mundial, todos los días podían ser laborables. Fue muy importante el apoyo familiar.

¿Qué diferencias encontraste con el resto del mundo a nivel de investigación?
Las políticas científicas en muchos otros países eran más estables. Aquí era difícil -y es todavía- hacer planes a medio o largo plazo. Algunos investigadores no eran tan brillantes como los nuestros, pero la estructura de investigación hacía que tuvieran más éxito. Hemos mejorado en los últimos años, pero invertimos aún muchas horas en asegurar la subsistencia del grupo apropiándonos de horas que corresponderían a los proyectos.

¿Cómo has vivido la creación del PRBB?
Para el IMIM ha servido para consolidar los programas de investigación, para mejorar la interacción con el Hospital del Mar y con otras instituciones punteras. Como grupo, nos ha ayudado a afrontar proyectos más ambiciosos. Cuando hemos necesitado especialistas en terapia génica, citometría de flujo, proteómica o imagen, hemos colaborado con otras instituciones del parque. Del mismo modo, nosotros ofrecemos los servicios de bioanálisis o nuestros sistemas de garantía de calidad y control informatizado de laboratorios.

¿Qué consejo darías a los jóvenes investigadores?
La investigación es una vida fascinante, pero es dura porque se ha vuelto muy competitiva. No se gana el dinero de otras profesiones, y los días de fiesta sigues pensando en tu investigación. Aún así, creo que vale la pena. Sin perder los objetivos iniciales, es importante ponerse pequeños retos y avanzar respecto a lo que te vas encontrando cuando empiezas a investigar.

Fuente: El·lipse (Parque de Investigación Biomédica de Barcelona) PRBB
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