SINC charla con Mara Parellada, coordinadora del grupo de Trastornos del Espectro Autista (AMI-TEA) del Hospital Gregorio Marañón, sobre los últimos cambios en la concepción de este trastorno, cuya incidencia ha aumentado en todo el mundo.
Mientras la biología del autismo continúa siendo un misterio, la comunidad científica espera el nuevo borrador de la próxima Clasificación Americana de las Enfermedades Mentales (DSM-V), que elabora un grupo de expertos en EE UU no exento de críticas.
¿Qué categorías definen el espectro autista?
Las clasificaciones actuales hablan del autismo típico y de otra serie de cuadros accesorios. Pero ahora mismo esto está cambiando mucho, ya que el borrador de la DSM-V habla de un grupo único de trastornos del espectro autista y elimina todos los subtipos. La tendencia es unificar todo dentro de una categoría más general. También cambian algunas cosas de los criterios diagnósticos al unificar las alteraciones de comunicación y de relación social con un único criterio general. Así, las personas que cumplieran esto se incluirían dentro del espectro, lo que permitirá un mejor abordaje de los pacientes.
El consumo de psicofármacos en niños ha crecido exponencialmente, ¿son los medicamentos la solución o existen terapias alternativas?
Los medicamentos no son ninguna solución en esta población. Son sólo parches para mejorar algunos de los síntomas, como la agresividad o la agitación. Los fármacos tienen sentido cuando el niño no va progresando y se piensa que se podría aprovechar mejor la intervención.
¿Se sabe cuáles son las causas de estos trastornos?
No. Es un cuadro multideterminado, algunos de los trastornos son genéticos y responden a un gen único, o a una alteración metabólica, pero la mayoría de ellos son trastornos complejos que responden a una interacción entre varios genes y las condiciones ambientales. Tiene que haber distintos orígenes y distintas trayectorias de la enfermedad para llegar a manifestar los síntomas.
¿Por qué siguen aumentando los Trastornos del Espectro Autista (TEA) siguen aumentando?
Por un lado, por la mayor detección, y por otro, por el cambio en el concepto y en la ampliación de tipos limítrofes que se están incluyendo dentro del espectro. Además, siempre se apunta a la posibilidad de que haya un aumento real de la prevalencia debido probablemente a factores ambientales, pero todavía hace falta estudiarlo mucho para llegar realmente a esta conclusión.
¿Y su mayor incidencia tiene que ver con la edad parental?
Sí. Parece que ahora se están descubriendo más casos de autismo que responden a mutaciones de novo, cambios en el ADN de nueva aparición, que no estaban en los padres. Sí que se sabe que la edad de los progenitores influye en que el ADN envejezca, lo que puede desarrollar más mutaciones espontáneas que se van transmitiendo. En España no hay cifras directas. Ahora mismo, para el espectro autista, lo más consistente es una prevalencia de uno de cada 150, aunque hay datos que incluso hablan de más frecuencia.
¿Hay trastornos autistas más graves que otros?
Eso depende de cómo se mire. Lo que claramente diferencia mucho el pronóstico y la adaptación es el nivel de retraso mental asociado, que es muy frecuente y, en algunos casos, muy profundo. Pero la gravedad del autismo depende de si estamos hablando de las dificultades del lenguaje, de comunicación social o de adaptación a la vida. Y puede haber trastornos de Asperger (el menos profundo de los trastornos del espectro autista) que pueden tener unas dificultades de adaptación más graves que otros autistas.
¿Es cierto que los autistas tienen ventajas en ciertas disciplinas?
En un porcentaje de los casos sí. Estas habilidades especiales parece que sólo están presentes en el 10% de los autistas. Las destrezas más frecuentes son una memoria extraordinaria, una muy buena orientación viso-espacial y talentos musicales, pero no es lo más frecuente ni lo más característico.
Por seguir despejando dudas, el autismo siempre se relaciona con el aislamiento. ¿Es cierto?
Hay bastante mito en que las personas autistas no tienen inclinación por lo social, que no les gusta estar con otras personas o que no necesitan a nadie. En realidad, esto es muy variable. Hay algunos pacientes que prefieren actividades solitarias, que están mejor jugando solos que en grupo, pero otros muchos necesitan una gran cantidad de cariño y atención.
¿Cuáles son los rasgos que delatan el diagnóstico?
El diagnóstico se fundamenta en la dificultad de reciprocidad social. También son muy características la dificultad en la lectura y la expresión de las sutilezas emocionales, lo que incluye desde entender los gestos de otras personas o el contexto de las situaciones. Además están las alteraciones en el lenguaje, no tanto por la ausencia, sino por las dificultades en la construcción o el sentido tan literal que poseen del lenguaje, sin entender el metalenguaje o la ironía.