El análisis de más de 45 000 personas de Europa y EE UU revela que los niños diagnosticados a edades tempranas suelen mostrar problemas de interacción social desde la primera infancia. En cambio, cuando la detección es más tardía presentan mayor riesgo de depresión y otros trastornos de salud mental.
Investigadores de todo el mundo subrayan que no hay pruebas de que el paracetamol cause autismo; estudios con datos de millones de niños descartan un efecto causal y destacan el papel central de la genética y otros factores de riesgo en su aparición.
Una experiencia sensorial desagradable puede generar una emoción duradera. Este mecanismo cerebral podría tener un origen evolutivo, diseñado para anticipar y evitar futuros peligros. Investigadores de Stanford han identificado los patrones de actividad que sostienen estas emociones, un hallazgo clave para comprender trastornos como la depresión o el estrés postraumático.
Neurocientíficos del MIT han descubierto cómo la activación de un componente específico de los receptores NMDA mejora la síntesis de proteínas, la actividad neural y frena la predisposición a convulsiones en modelos de ratón con síndrome del X frágil. Esta enfermedad rara es la causa más común de autismo de origen genético.
Un estudio del IRB Barcelona revela cómo la falta de un segmento en la proteína CPEB4 disminuye la expresión de genes clave para el desarrollo neuronal. El trabajo abre nuevas vías para el desarrollo de terapias dirigidas a los trastornos del espectro autista.
Investigadores de China han observado el papel en el autismo de una gama más amplia de microorganismos de nuestro intestino, como arqueas, hongos y virus, más allá de las estudiadas bacterias. El trabajo revela cambios metabólicos específicos e identifica 31 marcadores para el diagnóstico precoz, lo que allana el camino para desarrollar tratamientos personalizados.
En contra de los datos de anteriores estudios, una amplia investigación realizada en hermanos concluye que no hay relación entre la ingesta de este analgésico y antipirético durante la gestación y el riesgo de autismo, TDAH y discapacidad intelectual en los niños.
Mediante el uso de minimodelos del cerebro humano, la bioinformática y la inteligencia artificial, investigadores austriacos y suizos han desarrollado un sistema para identificar los tipos de células vulnerables y las redes de regulación génica que pueden estar detrás de los trastornos del espectro autista.
Neurocientíficos españoles han liderado un estudio en ratones que describe, por primera vez, un mecanismo que vincula la memoria social con las preferencias a la hora de interactuar con otros congéneres. Los resultados podrían ayudar al desarrollo de medicamentos para tratar trastornos como el de la ansiedad ansiedad por separación, frecuente en niños, apuntan los autores.
Un diagnóstico temprano y un tratamiento exhaustivo pueden marcar la diferencia en la calidad de vida de las personas con esta condición. La científica egipcia Nagwa Abdel Meguid ha creado una biblioteca genética para entender estos trastornos, mientras avanza en el desarrollo de terapias.