La revista The Lancet Oncology publica en su último número un estudio sobre el problema sanitario que supone el número de refugiados con cáncer en Jordania y Siria. La enfermedad está creciendo entre los refugiados de países en desarrollo, donde tradicionalmente se ha prestado más atención a las enfermedades infecciosas y la malnutrición.
El experto médico de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Paul Spiegel, ha alertado de que el número de refugiados con cáncer está desbordando la capacidad los sistemas sanitarios de Jordania y Siria.
Spiegel, en la última edición de la revista The Lancet Oncology, afirmaba que esta situación está obligando a las oficinas de ACNUR y a sus socios a tomar decisiones dramáticas sobre quiénes reciben o no tratamiento. Así, el médico hace un llamamiento para que se tomen medidas urgentes para luchar contra el cáncer en las crisis humanitarias.
“Podemos tratar todos los casos de sarampión, pero no podemos dar tratamiento a todas las personas que padecen cáncer”, explica Spiegel, quien ha documentado cientos de casos de refugiados en Jordania y Siria a los que se ha denegado el tratamiento debido a la escasez de fondos.
“Tenemos que dejar de atender a los pacientes de cáncer que presentan un mal pronóstico porque los cuidados para ellos son demasiado caros. Después de haberlo perdido todo en su país, estos pacientes se enfrentan a un sufrimiento aún mayor en el exilio, a menudo con un enorme coste emocional y económico para sus familias”, añade.
Tal y como se indica en el nuevo estudio, centrado en los refugiados en Jordania y Siria desde 2009 a 2012, el número de casos documentados de refugiados con cáncer en la región ha aumentado porque hay más refugiados y porque hay más personas que han huido de países con ingresos medios como Siria.
El cáncer es también un problema creciente entre los refugiados de países en desarrollo, donde tradicionalmente se ha prestado más atención a las enfermedades infecciosas y la malnutrición.
La forma más común de cáncer entre los refugiados es el cáncer de mama, que representa prácticamente una cuarta parte de las solicitudes presentadas en Jordania al Comité de Cuidados Excepcionales de ACNUR (ECC por sus siglas en inglés), encargado de decidir si se financian o no tratamientos caros.
Tratar o no a las personas enfermas
En Jordania, el ECC solo pudo aprobar 246 de las 511 solicitudes de tratamiento contra el cáncer (el 48%) presentadas por refugiados entre 2010 y 2012. El principal motivo para la denegación fue el pronóstico negativo, lo que significa que el paciente tenía pocas posibilidades de recuperación, por lo que el comité decidió que era mejor emplear los escasos recursos económicos en otros pacientes con mejores posibilidades de supervivencia.
En algunos casos el ECC ha tenido que rechazar incluso a pacientes con buen pronóstico porque su tratamiento era demasiado caro. Adam Musa Khalifa, médico de ACNUR que forma parte de este comité en Siria, recuerda la historia de una madre iraquí con dos hijos que padecía una forma poco común de cáncer de mama. Tuvo que dejar su tratamiento en Irak pero su terapia era demasiado cara para que pudiese continuarla en Siria. El coste de un tratamiento de cáncer en algunos casos puede ascender hasta a 21.000 dólares.
“Los sistemas de salud pública en Siria y Jordania están saturados y los centros privados son insuficientes. Las organizaciones internacionales han ayudado a ampliar las instalaciones y a pagar al personal y los medicamentos, pero esto no es suficiente”, advierte el artículo del The Lancet Oncology.
Los refugiados con cáncer a menudo ven sus tratamientos interrumpidos por la inseguridad en sus países. En Siria, por ejemplo, muchos hospitales han quedado destruidos o han sido cerrados y los médicos especialistas han huido.
“El informe publicado no deja ninguna duda de que el cáncer es un importante problema de salud entre los refugiados”, afirma Spiegel. “Tenemos que encontrar formas mejores, en colaboración con los países de acogida, para financiar la prevención y el tratamiento”.
Los nuevos enfoques podrían incluir campañas de información, itinerantes y on line centradas en la salud preventiva, así como nuevos modelos de financiación, como las microdonaciones o incluso seguros de salud. Según los expertos, todas las medidas deberán incluir a los sistemas de atención sanitaria existentes en los países de asilo, a fin de evitar desigualdades entre las comunidades de acogida y los refugiados.