Analizan los puntos débiles de las teorías sociales feministas

Una disertación a cargo de la investigadora Helen Lindberg, de la Universidad de Örebro (Suecia), arroja luz sobre los principales puntos débiles de las teorías sociales feministas.

Analizan los puntos débiles de las teorías sociales feministas
Luce Irigaray, Judith Butler y Catharine M. MacKinnon. Montaje: SINC.

Helen Lindberg opina que es inútil usar las teorías sociales feministas para realizar investigaciones científicas sobre las relaciones entre sexos. "Como científicos sociales, nuestro deber es respetar la ética científica ya que, de lo contrario, nadie sale beneficiado, ni siquiera las mujeres. Escribo esta disertación con la esperanza de ayudar a la lucha por la igualdad de los sexos en la sociedad", argumenta Lindberg.

La disertación examina la teoría del poder del amor de Anna G. Jónasdóttir, el feminismo radical de Catharine M. MacKinnon, el feminismo de la diferencia de Luce Irigaray y la teoría queer de Judith Butler, que afirma que la orientación y la identidad sexual o de género es resultado de una construcción social.

"Las teorías sociales feministas nos presentan una imagen distorsionada de la sociedad, son insostenibles, con un grado excesivamente bajo de elaboración y cargadas de problemas insolubles de lógica interna”, apunta la investigadora.

Según Lindberg, “las teorías dejan poco o ningún espacio para que los individuos puedan cambiar y tienen dificultades para dar cabida a las evidencias empíricas”.

El papel político de las teorías feministas

La disertación también aborda los objetivos políticos a los que parecen estar dirigidas las teorías. La autora menciona la división interna del partido político sueco Iniciativa Feminista, como ejemplo de lo que sucede en la política cuando se reúnen las diferentes posiciones ideológicas feministas. “Los miembros basan sus convicciones en diferentes ideologías feministas que, cuando no son compatibles, hacen surgir conflictos”.

Lindberg señala también el paralelismo entre marxismo y feminismo como proyectos científicos e ideológicos, ya que ambos tienen una relación estrecha con la acción política orientada a la liberación.

En su juventud Helen Lindberg se quedó fascinada por el feminismo radical con orientación marxista, pero lo encontró insuficiente a la hora de tratar las experiencias de diferentes mujeres.

Asimismo, la investigadora habla sobre la evolución del feminismo al postfeminismo. Este último supone un cambio y una ampliación del enfoque feminista de la relación entre hombres y mujeres, y pasa a incluir como tema urgente de investigación y atención política las identidades sexuales, independientemente del sexo.

"Escribir la disertación ha sido como librar una lucha a brazo partido con mis propias convicciones", concluye la autora.

Fuente: SINC
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