El plomo tiene una toxicidad elevada, que afecta en particular al cerebro

Avanzan en el diseño de nuevos antídotos para el tratamiento de la intoxicación por plomo

El Grupo de Química de Coordinación y Bioinorgánica de la Universidad de Santiago (USC) estudia desde hace años la intoxicación por metales pesados, en particular el plomo. La toxicidad por este metal, ya de por sí perjudicial para los seres vivos, incrementea su peligro en los niños. El nivel de contaminación se mide por presencia en sangre, considerándose nocivo a partir de diez microgramos por decilitro, en el caso concreto del plomo. Su acumulación provoca una enfermedad denominada plumbose que afecta sobre todo al sistema nervioso central y, en el caso de los niños, impide su desarrollo normal.

Equipo de investigadores de la USC que trabajan en el estudio de la intoxicación por metales pesados
Equipo de investigadores de la USC que trabajan en el estudio de la intoxicación por metales pesados

El equipo de la USC trabaja, por un lado, en la búsqueda de posibles antídotos para tratar la intoxicación por plomo. “Se retiene en el organismo porque, como metal, se enlaza con una serie de compuestos o sustancias que existen en los seres humanos” –afirma el coordinador del grupo, Agustín Sánchez Díaz-. Los investigadores avanzan pues en la creación de otros compuestos cuya función es extraer el plomo y, además, facilitar su excreción a través de las heces o de las vías urinarias. Estos compuestos deben tener más afinidad por el plomo que los compuestos que ya están en los seres vivos de forma natural. Se trata de una “terapia directa”.

Por otro lado, los investigadores trabajan en una “terapia indirecta”. Así, además de estos compuestos, se puede favorecer la desintoxicación por plomo añadiendo otra sustancia que contribuya a eliminar el metal. En este caso el equipo de la Universidad de Santiago emplea vitaminas B, en concreto B1 e B6, que tienen la propiedad de que ayudan a la “terapia directa”, posiblemente porque son antioxidantes. Esto es importante ya que la intoxicación por plomo crea radicales libres, que son muy oxidantes, y estas vitaminas favorecen su eliminación

Ensayos con células hepáticas y renales

Los investigadores de la Universidad de Santiago ensayan con células hepáticas y renales los efectos de los antídotos que diseñan. Primero intoxican las células con plomo y luego añaden los compuestos, con el fin de comprobar si son capaces de disminuir la concentración del metal presente en las células.El plomo es un metal que se almacena en muchos órganos vitales como el cerebro, el riñón o el hígado. Y es más tóxico y complejo de eliminar que otros metales pesados, recuerda Agustín Sánchez.

Cancerígeno

Otro campo que el equipo está estudiando es el de la interacción del plomo con el ADN, puesto que, además de una intoxicación, puede dar lugar a procesos cancerígenos. Por tanto, los investigadores tratan de descubrir cómo este metal es capaz de alterar las cadenas de ADN y que células normales se transforman en cancerígenas.

En esta línea, el equipo avanza en el empleo de nanomateriales denominados “puntos cuánticos” para el diseño de sondas fluorescentes destinadas a la detección de plomo en el organismo. Los científicos inoculan estos materiales de tamaño microscópico en las células y, por medio de una radiación, se vuelven fluorescentes ante la presencia de plomo, es decir, se ven puntos luminosos en la célula. De este modo se puede hacer un seguimiento del metal.

“Si se llega a disponer de estas sondas, la eficacia de los nuevos antídotos para movilizar el plomo sería muy fácil de seguir de manera directa con experimentos muy simples” -asegura el profesor Sánchez-. Además, esta técnica permitiría detectar plomo en el medio ambiente en cantidades muy pequeñas, y resultaría más efectiva que otros métodos actuales de detección de contaminantes.

El plomo en el entorno

El coordinador del equipo destaca que la producción de plomo es muy elevada. Así, en 2007 se produjeron 8 millones de toneladas en todo el mundo. Se emplea en muchos ámbitos de la vida cotidiana: el 71% se usa en la fabricación de baterías, el 12% en pinturas y pigmentos en general, el 6% para munición de caza… y representa una fuente importante de contaminación.

Tal como recuerda el investigador, “en los países desarrollados las gasolinas ya no contienen plomo pero durante años se empleó un compuesto de este metal como aditivo, por lo que permanece en el ambiente”. De este modo, uno de los principales problemas de los metales pesados es que son acumulativos en los seres vivos aunque no se hayan usado desde hace tiempo.

Fuente: USC
Derechos: Creative Commons
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