Un equipo liderado por el Centro de Astrobiología detecta la huella del S₂H en la Nebulosa de la Cabeza de Caballo, una molécula con enlace disulfuro presente en procesos bioquímicos terrestres. Este hallazgo sugiere que las moléculas complejas, posiblemente relacionadas con el origen de la vida, podrían formarse en las frías nubes interestelares mucho antes que los planetas.
Un equipo internacional liderado por el Centro de Astrobiología (CAB) ha logrado obtener las primeras imágenes de la molécula S₂H en la famosa nebulosa de la Cabeza de Caballo. Los detalles se publican en la revista Astrophysical Journal Letters.
Esta molécula es, hasta la fecha, la única especie detectada en el medio interestelar que contiene un enlace disulfuro (S–S), un tipo de uniones fundamentales para el plegamiento, estabilidad y solubilidad de las proteínas dentro de las células de los mamíferos.
Además de S₂H, los científicos han detectado por primera vez en esta nebulosa otras moléculas interesantes como SH⁺ y CO⁺, compuestos muy inestables que no se encuentran de forma natural en la Tierra. En el espacio, solo se detectan en regiones fuertemente irradiadas por luz ultravioleta (UV), como los bordes de las nubes moleculares donde nacen nuevas estrellas.
La comparación entre las imágenes de estas especies y la distribución de S₂H ha permitido a los astroquímicos concluir que esta última se forma en la superficie de los granos de polvo interestelar.
En estas superficies heladas, compuestas principalmente por agua (H₂O) y con presencia de átomos de azufre, la radiación ultravioleta emitida por estrellas cercanas induce reacciones químicas que generan S₂H. Este mecanismo ha sido confirmado en el laboratorio del CAB mediante experimentos realizados por miembros del mismo equipo.
Los investigadores creen que la mayoría de los discos protoplanetarios —los entornos donde se forman los planetas— atraviesan fases de intensa radiación UV. Esto se debe a que la formación estelar suele ocurrir en cúmulos que incluyen estrellas masivas emisoras de esta radiación.
Curiosamente, los meteoritos indican que el disco que dio origen a nuestro Sistema Solar también estuvo expuesto a esta intensa radiación, posiblemente procedente de una estrella masiva compañera del joven Sol, que murió hace tiempo.
El hallazgo de S₂H en el espacio supone un avance en la comprensión de cómo se forman moléculas complejas y potencialmente prebióticas en el medio interestelar. Esto apunta a que algunos de los procesos químicos esenciales para la vida pudieron comenzar mucho antes de la formación de los planetas, en las frías nubes donde nacen estrellas y sistemas planetarios.
Referencia:
Fuente,A et. al. “The sulfur plume in the Horsehead nebula: New detections of S2H, SH+, and CO+”. Astrophysical Journal Letters (2025).