China lanza el primer satélite de telecomunicación cuántica

El primer satélite de telecomunicación cuántica del mundo, que desde el espacio investigará tecnologías superseguras “a prueba de ataques cibernéticos” y fenómenos cuánticos, ha despegado desde el centro de lanzamiento de Jiuquan, en el desierto de Gobi (China). La denominación oficial del satélite es QUESS (QUantum Experiments at Space Scale), pero se le conoce popularmente como ‘Mozi’, en honor a un filósofo y científico chino del siglo quinto a.C.

China lanza el primer satélite de telecomunicación cuántica
Lanzamiento del primer satélite de comunicación cuántica del mundo en un cohete Gran Marcha 2D desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en el desierto de Gobi, en el noroeste de China. / Xinhua

China ha lanzado con éxito este martes, a las 01:40h hora local (19:40h hora peninsular española del lunes), el primer satélite de comunicación cuántica mediante un cohete Gran Marcha 2D, según ha informado Xinhua, la agencia oficial de noticias del gobierno chino. El lugar de despegue ha sido el centro de lanzamiento de satélites de Jiuquan, en el desierto de Gobi, situado al noroeste del gigante asiático.

El satélite, llamado Experimentos Cuánticos a Escala Espacial (QUESS, por sus siglas en inglés: QUantum Experiments at Space Scale), pesa poco más de 600 kilogramos y dará una vuelta a la Tierra cada 90 minutos, después de que entre en una órbita sincrónica al Sol a una altura de 500 kilómetros.

QUESS investigará comunicaciones superseguras y fenómenos cuánticos como el entrelazamiento y la acción fantasmagórica

QUESS también se conoce popularmente como Mozi en honor de un filósofo y científico chino del siglo quinto a.C. —también denominado con el sobrenombre de Señor Mô— a quien se considera uno de los primeros seres humanos en realizar experimentos de óptica.

Durante su misión de dos años, los experimentos de la nave permitirán investigar cómo establecer comunicaciones cuánticas "a prueba de ataques cibernéticos" mediante la transmisión de claves indescifrables desde la nave hasta la Tierra.

Otro de sus objetivos es proporcionar nuevos datos, desde un escenario privilegiado como es el espacio, de los extraños fenómenos asociados al mundo cuántico, como la superposición, el entrelazamiento, la teleportación y la llamada ‘acción fantasmagórica a distancia’ que ejercen unas partículas sobre otras aunque estén muy alejadas (y en la que Einstein no creía).

Con la ayuda del nuevo satélite y el entrelazamiento cuántico, los científicos podrán probar la distribución de claves cuánticas superseguras entre el satélite y diversas estaciones en tierra, estableciendo comunicaciones cuánticas entre Pekín y Urumchi, en la provincia de Sinkiang.

Esquema de las comunicaciones cuánticas del satélite QUESS con la Tierra. / NSSC

QUESS transmitirá fotones entrelazados a dos estaciones terrestres situadas a 1.200 kilómetros de distancia una de la otra para analizar el entrelazamiento cuántico a grandes distancias, además de probar la teleportación cuántica entre la estación terrestre de Ali, en el Tíbet, y el propio satélite.

"Este satélite marca la transición del papel de China, que pasa de ser un seguidor del desarrollo clásico de las tecnologías de la información (TI) a ser el líder que guía los futuros logros de las TI", destaca Pan Jianwei, científico principal del proyecto QUESS e investigador de la Academia China de las Ciencias.

Colaboración con otros países

Según Pan Jianwei, los investigadores chinos también planean testar la distribución de claves cuánticas entre QUESS y estaciones terrestres localizadas en Austria, Italia, Alemania y Canadá, junto a instituciones que ya han expresado su disposición a cooperar con China en el futuro desarrollo de constelaciones de satélites cuánticos.

Los científicos confían en que la comunicación cuántica cambie de forma radical el desarrollo humano en las próximas décadas, debido a las enormes posibilidades que supone en campos como la economía y el ámbito militar, aunque también se abre el debate sobre el reto de seguridad que supondría tener un ‘superpoder’ para descifrar los sistemas de encriptación actuales.

Fuente: SINC
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