La misión Tianwen-1 de la agencia espacial china ha despegado con éxito este jueves rumbo al planeta rojo, donde orbitará el año que viene y aterrizará un rover para explorar su superficie.
China se suma el exclusivo club de países que tratan de conquistar el planeta rojo. Este jueves ha lanzado una nave con un objetivo triple: orbitar Marte, depositar un ‘aterrizador’ en su superficie y explorarla con un rover. Si tiene éxito, se convertiría en la primera misión de este tipo en conseguirlo al primer intento.
La misión se llama Tianwen-1, que significa ‘Preguntas al Cielo’ por un texto del poeta Qu Yuan (alrededor del 340 al 278 a. C.). Según la Administración Espacial Nacional China (CNSA) hace referencia a la “perseverancia del pueblo chino en la búsqueda de la verdad, la ciencia, la exploración de la naturaleza y el universo”. Se trata de un primer paso de los muchos que pretende dar el gigante asiático por el sistema solar.
La nave espacial, de unas cinco toneladas, despegó este jueves en un cohete Larga Marcha 5, el más grande de China, a las 12:41 hora local desde el centro de lanzamiento de Wenchang, en la provincia insular de Hainan, al sur del país.
Aproximadamente 36 minutos después, la nave con el orbitador y el rover fue puesta en órbita rumbo al planeta rojo. El viaje durará entre seis y siete meses y está previsto que alcance su destino en febrero de 2021, mes en el que también llega la sonda Hope enviada esta semana por Emiratos Árabes.
La posición actual entre nuestro planeta y Marte favorece esta ventana de lanzamiento, que también hubiera querido aprovechar Europa para mandar la misión ExoMars, aunque finalmente la ha tenido que retrasar a 2022 por problemas técnicos. Uno de los objetivos más ansiados por las grandes agencias espaciales, incluida la NASA, es buscar indicios de vida actuales o pasados en ese planeta.
Después de que Tianwen-1 ingrese en la órbita marciana, pasará dos o tres meses inspeccionando posibles sitios para aterrizar utilizando una cámara de alta resolución, y preparándose para realizar en mayo esta arriesgada operación, una de las más complicadas de toda la misión.
Si el ‘amartizaje’ tiene éxito, descenderá el rover –de forma similar a como lo ha hecho otro vehículo chino en la Luna– para iniciar una exploración científica del entorno durante al menos 90 días marcianos (aproximadamente tres meses en la Tierra).
Ilustración del módulo de aterrizaje y el rover de la misión Tianwen-1. / Xinhua News Agency
Por su parte, el orbitador retransmitirá las comunicaciones con el rover mientras registra sus propios datos científicos a lo largo de un año marciano (unos 687 días terrestres).
“La misión estudiará la morfología y estructura geológica de Marte, las características y composición de su suelo y la distribución del agua helada en la superficie, así como la ionosfera (capa de la atmósfera con gases ionizados por la radiación solar), el clima, el campo físico y la estructura interna del planeta rojo”, ha explicado Liu Tongjie, portavoz de la misión.
“Esta ayudará a China a lograr un salto tecnológico significativo en sus proyectos de exploración del espacio profundo –añadió– y establecerá un sistema de ingeniería espacial independiente para promover el desarrollo sostenible en este campo”.
En la misión Tianwen-1 han participado instituciones y organizaciones chinas y de otros países, incluida la Agencia Espacial Europea (ESA), el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de Argentina.