Hace 40 años, la viruela se convirtió en la primera y, hasta ahora, única enfermedad en ser erradicada en todo el mundo. Sin embargo, su origen y evolución siguen sin estar claros. Un equipo internacional ha reconstruido el genoma del patógeno a partir de dientes y huesos humanos de la época vikinga, en el año 600 d.C. La presencia del virus en esta fecha lo sitúa unos mil años antes de la evidencia más antigua que se tenía hasta el momento.
Un grupo de científicos, con participación del CSIC, revela una reducción del 50 % del ruido sísmico generado por la actividad humana como consecuencia de las medidas de confinamiento. En el estudio, publicado ahora en la revista Science, se recopilan datos de más de 300 estaciones de registro de todo el planeta.
Hallado hace casi un siglo en el desierto del Sáhara, el análisis del único cráneo bien conservado del cocodrilo Crocodylus checchiai, de siete millones de años de antigüedad, revela detalles anatómicos similares con las especies americanas modernas, situándolo en la base del árbol evolutivo. Según el trabajo, algunos ejemplares habrían nadado desde África hasta América durante el Mioceno.
Investigadores de Alemania y Suecia han descubierto que los humanos modernos que tienen una variante genética neandertal para un canal de iones asociado al dolor, experimentan este con más fuerza, como si tuvieran ocho años más.
La misión Tianwen-1 de la agencia espacial china ha despegado con éxito este jueves rumbo al planeta rojo, donde orbitará el año que viene y aterrizará un rover para explorar su superficie.
Investigadores españoles han definido hasta cuatro tipos de dolor de cabeza asociados al coronavirus y atribuidos, entre otros, a la tensión emocional o a la presión de mascarillas y pantallas de protección. Aunque la mayoría desaparecen, en algunos pacientes puede desarrollarse cefalea crónica.
Investigadores españoles utilizan el Sincrotrón ALBA para estudiar si los compuestos antitumorales logran frenar el transporte del coronavirus en el interior de las células. Si se confirmara esta acción, podría empezar a utilizarse de forma inmediata en el tratamiento de la COVID-19.
La reciente observación del mosquito Aedes japonicus en España, posible transmisor del virus del Nilo occidental y potencialmente del dengue y el chikungunya, amplía la lista de estos insectos en nuestro país. Una forma de controlarlos sería a través de los ácaros acuáticos, predadores de mosquitos e inocuos para el humano. Para ello, los científicos piden elaborar una guía de estos organismos tan biodiversos como desconocidos.