Cómo ser un investigador responsable

Mañana, cuando los asistentes al Lindau Nobel Laureate Meeting naveguen hasta la isla de Mainau, el congreso de las mentes brillantes llegará a su fin. Hoy lo más aclamado han sido las charlas de Thomas A. Steitz y Christian de Duve, y la mesa redonda sobre los compromisos que conlleva ser científico

Negishi, Fischer, Smith (moderador del debate), Steitz y Kroto.
De izquierda a derecha, Negishi, Fischer, Smith (moderador del debate), Steitz y Kroto.

Tras una noche de intensa lluvia, el jueves ha amanecido frío y gris en Lindau. Sin embargo, esta mañana no cabía ni un alfiler en la sala plenaria del Inselhalle, el centro de congresos donde se celebra el encuentro entre laureados con el Nobel y jóvenes científicos. La ponencia de Thomas A. Steitz (Química, 2009), codescubridor de la estructura y función del ribosoma, abría una jornada cargada de expectativas.

Conocer los secretos de los ribosomas permite crear nuevos antibióticos contra bacterias multirresistentes. Steitz ha recapitulado durante la charla los avances realizados a lo largo de la historia por célebres científicos hasta conseguirlo.

Además, ha contado cómo la primera vez que comentó con su tutor en la universidad que pretendía dedicarse a ello, el profesor le espetó: “¿por qué no te dedicas a algo que en realidad puedas hacer?” La sala, cómo no, ha estallado en risas.

Pero lo más interesante ha sido cuando ha hablado de la infección causada por Staphylococcus aureus, una bacteria multiresistente a algunos antibióticos (MRSA, por sus siglas en inglés), y ha dado datos sobre su letalidad: “En las próximas horas morirán más de 150 personas de tuberculosis”.

Sin embargo, Steitz ha finalizado su ponencia optimista: “La investigación básica en la estructura y función del ribosoma está desarrollando nuevos medicamentos que muestran efectividad frente a cepas resistentes, incluidas las MRSA”.

Un gusto para los oídos

Más tarde Christian de Duve, Nobel de Medicina en 1974 por sus hallazgos sobre la organización de la célula, ha puesto en pie al auditorio con la charla ‘El futuro de la vida’. El investigador, uno de los más veteranos en Lindau, ha imaginado siete escenarios para el futuro, algunos cargados de ironía: no hacer nada, mejorar nuestros genes, renovar el cerebro, cuestionar la religión –donde se ha ganado el aplauso espontáneo de Harold W. Kroto, ateo convencido–, proteger el medio ambiente, dar a las mujeres una oportunidad y controlar la población.

“No está todo perdido, pero si no actuamos pronto el futuro de la humanidad está en peligro. Aquí me giro hacia los jóvenes [investigadores], ahora os toca a vosotros hacerlo mejor, el futuro está en vuestras manos. Buena suerte”, ha concluido de Duve, esta vez con todo el público de pie y aplaudiéndole.

Competir con uno mismo

Después de las felicitaciones, Ei-chi Negishi, Kroto, Edmond Fischer y Steitz han compartido escenario para discutir sobre las claves de un buen investigador. La primera ya ha abierto el debate. ¿Es muy duro ser científico?

“Para mí hacer ciencia es como meterme en un ring de combate con Muhammad Ali, solo si se tiene muchísima suerte se puede ganar”, contestaba Kroto. Por su parte, Fischer y Steitz afirmaban que si uno cree que ser científico es un trabajo demasiado duro, es mejor dejarlo.

Cuando un investigador les ha preguntado sobre la competición entre profesionales, Kroto ha sido tajante: “No me gusta en absoluto. No te preocupes por los otros. Si quieres ser el mejor en algo que te apasiona, tu única competición es contigo mismo”.

“¿Y cómo sabes si estás haciendo un buen trabajo?”, preguntaba otro. “Para los jóvenes, el éxito depende de su imaginación”, contestaba Fischer, mientras Kroto replicaba: “Si trabajas en lo que te gusta, serás una persona feliz”.

Por último, han recapitulado sobre los compromisos de un científico. “Si eres responsable, asegúrate de que estás en lo cierto, no dejes que los demás prueben que te equivocas”. A lo que Fischer, sarcástico, ha contestado: “No sé de qué estás hablando, Harold, yo nunca he cometido ningún fallo”.

Ya sólo queda la cena bávara de esta noche, el viaje a la isla de Mainau mañana, y el encuentro de premios Nobel y jóvenes investigadores habrá terminado. Habrá que esperar al año que viene para que Lindau vuelva a registrar tal densidad de genios; eso sí, esta vez serán de Física.

Fuente: SINC
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