España es el primer productor del mundo de esta materia prima, que emplea a 6.100 personas en más de 100 plantas de extracción y corte. Ahora un científico de la Universidad de León ha establecido el primer criterio basado en análisis microscópicos y ensayos tecnológicos que establecen el llamado 'espesor mínimo comercial'.
Este concepto, acuñado por Fernando Gómez, del Área de Prospección e Investigación Minera, alude al “espesor mínimo y constante al que se pueden obtener placas de pizarra de una manera sistemática y rentable”, recoge un artículo publicado en Materiales de construcción, una revista científica del sector.
Para ello, el experto ha utilizado una metodología poco habitual. “La microscopía óptica de luz transmitida y reflejada es poco usada en España para este ámbito de la investigación”, comenta el científico. A través de ensayos técnicos, el científico evaluó la fisibilidad y la durabilidad de la roca y estudió la composición de sulfuros y carbonatos en la piedra de origen.
Según el estudio, las pizarras que permiten la realización de placas más finas son aquéllas cuya textura es lepidoblástica, esto es, se asemeja a las hojas de un libro. Cuando la materia prima contiene elementos gruesos incrustados en su interior, esto es, es porfidoblástica, el corte deberá ser necesariamente más grueso. El espesor mínimo comercial, por lo tanto, varía en función de la microtextura, y oscila entre los 3’5 y 5 milímetros.
En la obtención de pizarra acorde para techar, la industria produce toneladas de estériles, con un elevado impacto ambiental. Se desechan nueve de cada 10 kilos. El trabajo científico persigue un mejor aprovechamiento de este recurso, abundante en el noroeste peninsular. Gómez pretende crear con su trabajo “un pequeño puente” entre el mundo de la investigación y la empresa.
Para llevar a cabo el estudio, la Universidad de León recogió muestras de 10 yacimientos pizarreros de las provincias de Lugo, Orense y León, en las zonas conocidas como Dominios del Sinclinal de Truchas, Caurel-Peñalba y Navio-Alto Sil. Cada muestra fue sometida a un proceso de labrado industrial, como si fuera a salir al mercado, en la planta de Sobradelo, en la comarca de Valdeorras (Orense).