Un equipo de expertos de la Universidad de Valencia ha trabajado con la Universidad Miguel Hernández y el Instituto Craig Venter para detectar, con técnicas de secuenciación masiva, todos los genomas de varios grupos de microorganismos de la Albufera (Valencia) y el Mar Menor (Murcia). En total, se han obtenido más de un millón de secuencias.
Científicos de la Universidad de Valencia han trabajado con el prestigioso Instituto Craig Venter americano y la Universidad Miguel Hernández de Alicante, entre otros centros, para secuenciar los genomas de diferentes grupos de microorganismos de estos dos lagos costeros representativos del Mediterráneo, uno de agua dulce, la Albufera de Valencia, y otro de agua más salobre, como es el caso del Mar Menor de Murcia. Además, la investigación ha sido pionera a nivel internacional en la aplicación de esta moderna técnica, que implica la secuenciación masiva a ecosistemas acuáticos epicontinentales.
Después de obtener más de un millón y medio de secuencias, los investigadores aseguran en sus conclusiones –publicadas en la revista Nature Scientific Reports– que la Albufera “presenta mucha más microdiversidad de lo que se creía pese a que se trata de un ecosistema estresado por la polución”. De esta manera, “no sólo hemos adelantado en el conocimiento de este lago y de las características ecológicas de los microorganismos que habitan, sino que ahora sabemos que dispone de un mayor potencial para superar episodios de contaminación, puesto que los microorganismos pueden representar herramientas naturales para mejorar su calidad ecológica”, apunta el investigador del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva del Parque Científico de la Universidad de Valencia, Antonio Camacho.
Bacterias desconocidas hasta ahora
La secuenciación realizada por el equipo internacional de científicos ha revelado patrones generales de las lagunas mediterráneas, a la vez que muestra que la Albufera y el Mar Menor tienen una composición microbiana completamente diferente, puesto que ofrecen a nichos ecológicos diversos.
En cuanto al Mar Menor, por ejemplo, a pesar de ser mucho más salino que el Mediterráneo, su microbiota es, en parte, parecida, aunque tiene características muy diferenciadas como, por ejemplo, la ausencia de Prochlorococcus, una cianobacteria muy común en el mar.
“También ha resultado sorprendente en el mar Menor detectar la dominancia de una bacteria hasta ahora completamente desconocida en todo el mundo. Se trata de Alfa-Proteobacteria, oxidante del azufre”, subraya Camacho.
Con respecto a la Albufera, a pesar de ser un ecosistema muy eutrofizado, con altos niveles de contaminación, el análisis metagenómico ha mostrado una gran diversidad de organismos microbianos, incluso, entre el fitoplancton y las cianobacterias, lo cual ha descubierto una enorme diversificación específica.
“Aquello que a ojos del microscopio parece una única especie, la secuenciación masiva, gracias a una técnica muy sensible, muestra la existencia de decenas de especies”, según el científico de la Universitat de València.
Además de los conocimientos básicos obtenidos sobre la composición de la comunidad microbiana de la Albufera y el Mar Menor, así como también sobre las características ecológicas de los microorganismos que se los habitan, los resultados de la investigación “hacen cuestionarse algunas de las ideas preconcebidas sobre la teórica baja diversidad de los ecosistemas estresados o, incluso, permiten hacer vínculos entre teorías establecidas para el mundo macroscópico y su extrapolación al mundo microbiano”,expone Antonio Camacho.
El conocimiento de la composición de la microbiota de estos ecosistemas puede ser útil para facilitar su recuperación ecológica, “pero también tiene un indudable potencial biotecnológico”, añade el científico.
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