Las nuevas tecnologías han sacado a la luz pinturas rupestres desconocidas en la localidad leonesa de Castrocontrigo. Las figuras, pintadas hace unos 4.000 años, revelan la conexión que existía entre la cultura atlántica y la del interior de la península. El estudio de la Universidad de Salamanca analiza motivos antropomorfos ocultos en una covacha y difíciles de observar a simple vista.
Una nueva metodología ha sacado a la luz nuevas pinturas rupestres en la localidad de Castrocontrigo, al sur de la provincia de León. Investigadores de la Universidad de Salamanca han empleado nuevas tecnologías para identificar figuras pintadas en el neolítico que se encuentran en una covacha y no son fácilmente observables. La información queda ahora preservada en un modelo 3D y sirve para dar testimonio de una conexión entre la cultura atlántica y la del interior de la península en aquella época.
Al contrario de lo que sucede en la zona cantábrica, donde las cuevas permiten la conservación de pinturas rupestres, el tipo de geografía del oeste de la península ibérica hace que estos testimonios del neolítico apenas hayan llegado hasta nuestros días. Una excepción son las pinturas que se conservan al aire libre en Castrocontrigo, declaradas bien de interés cultural. Ahora el uso de nuevas tecnologías ha permitido encontrar en una covacha nuevos motivos que apenas se pueden reconocer a simple vista, tal y como reflejan los autores del estudio, publicado en la revista científica Journal of Cultural Heritage.
Guerreros con lanzas y escudos
“Es una zona de difícil acceso a la que es difícil llevar los aparatos tradicionales, así que hemos usado un escáner de luz blanca portátil y hemos desarrollado una nueva metodología”, explica Javier Fernández Lozano, investigador de la Universidad de Salamanca. El resultado es que “han aparecido nuevos motivos antropomorfos”, que probablemente están representando guerreros, puesto que parecen portar lanzas y escudos.
Además del escáner de luz blanca, los investigadores han utilizado una cámara de alta resolución para realizar fotogrametría y han tratado las imágenes con técnicas digitales para mejorarlas. Con todo ello, han elaborado un modelo en 3D que permite preservar la información, ya que las pinturas se hallan en covachas que se encuentran en malas condiciones.
De esta forma, arqueólogos e historiadores tienen a su disposición un nuevo caso de estudio para comprender mejor una época muy desconocida, hace en torno a unos 4.000 años. “Las pinturas rupestres de Castrocontrigo son el nexo de unión entre la cultura atlántica y el interior de la península”, comenta Fernández Lozano. Aunque las montañas leonesas eran una importante barrera, existen evidencias del contacto entre los distintos pobladores y este hallazgo viene a reforzar esta idea.
Análisis de los trazos
Estas figuras geométricas parecen estar muy relacionadas con otras de El Bierzo y de El Castillón (Zamora). El análisis de los trazos permite identificar distintas técnicas usadas en su elaboración. Probablemente, los más gruesos fueron realizados a mano, mientras que los finos se llevaron a cabo con algún tipo de pincel o herramienta similar. Además, los geólogos han reconocido la presencia de depósitos de mineral de hierro en la zona, que pudieron servir para nutrir a los pintores rupestres para la elaboración de los distintos paneles.
“El color rojo delata la presencia de óxido de hierro”, comenta el investigador. “Es muy probable que la porosidad que presenta la piedra haya sido clave para que absorba la pintura y, de esta forma, se haya podido conservar”, agrega.