En diciembre los medios alemanes se hicieron eco del fortuito encuentro de un hombre con dos cachorros de león africano en un aparcamiento de la localidad de Zielitz, al noreste del país. Los animales, de pocas semanas de edad, se habían escapado de la casa donde los mantenía su dueño, que los había adquirido de forma ilegal por internet. Tras un largo viaje por carretera de 2.200 kilómetros, los leones, protagonistas de #Cienciaalobestia, se recuperan en Villena (Alicante).
Cuando Marcel Klinger-Thiede, empleado de una fábrica, llegó a su trabajo a las 4h de la mañana un día del pasado mes de diciembre, le sorprendió la presencia de dos grandes gatos en el estacionamiento de la empresa en la ciudad de Zielitz, al noreste de Alemania. Al alumbrarlos con los focos del coche se dio cuenta de que en realidad eran dos crías de león africano de 14 semanas de edad. Gracias a las fotografías que tomó, el diario Bild se hizo eco de esta inusual visita.
La Agencia Federal para la Conservación de la Naturaleza alemana descubrió posteriormente que los animales se habían escapado de la casa de su dueño, que trabajaba en una granja de avestruces y que pretendía construir un establecimiento para exponerlos como atracción. Aunque en Alemania está prohibida la importación de animales salvajes, el particular los había comprado por internet, de forma ilegal, en Rumanía.
Los leones africanos (Panthera leo) pertenecen a una de las 5.000 especies de animales amparadas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés) en el apéndice II. Sin embargo, el tráfico ilegal de estos mamíferos carnívoros, que no suelen estar protegidos en su país de origen, sigue acorralando a los animales, que son perseguidos por su piel, su cabeza, sus garras, o vendidos como mascotas como en el caso de los jóvenes leones.
Los felinos –una hembra y un macho, denominados Elsa y Marley, respectivamente– se encontraban en buen estado de salud, según el veterinario que los examinó, pero necesitaban ser acogidos. Las autoridades germanas se pusieron entonces en contacto con la ONG de rescate de fauna salvaje Fundación AAP en Holanda y con el zoo de Magdeburgo, a pocos kilómetros de donde se encontraron las crías.
A pesar de que el zoológico no contaba con espacio para ellos, los acogió momentáneamente hasta que el centro español, que ha construido nuevas instalaciones para sus dos nuevos huéspedes, finalizó el papeleo del rescate y los llevó a Villena, en Alicante. El viaje de más de 2.200 kilómetros se realizó el pasado mes de marzo por carretera para evitar el estrés que podía generarles el avión, donde además no pueden ser controlados.
Según los expertos de AAP, los animales han sido examinados por los veterinarios de la ONG y se les ha aplicado el protocolo de medicina preventiva. El primer mes lo han pasado en observación. Desde la asociación de protección animal aseguran que en la actualidad su estado de salud no es malo, y ya pueden salir a las instalaciones exteriores donde siguen siendo monitoreados. “Una vez que se recuperen del todo, se les buscará un lugar donde puedan pasar el resto de sus vidas”, recalca APP en un comunicado.
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