Cuando los chimpancés caminan en posición bípeda, giran el tronco de manera muy similar a los humanos. Este hallazgo, observado por un equipo científico estadounidense, sugiere que los homínidos más primitivos, como los Australopithecus afarensis, fueron capaces de caminar en posición vertical de una forma más eficiente de lo que se pensaba.
Hasta ahora se creía que cuando los chimpancés caminaban sobre dos piernas, su tronco permanecía rígido. Sin embargo, un estudio liderado por la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook (EE UU) revela que los simios también utilizan su tronco para compensar el movimiento de la pelvis, aunque la alineación de la parte superior del cuerpo durante una zancada difiere entre humanos y chimpancés.
“Cuando nos fijamos en los primeros ancestros humanos, en particular en Lucy (Australopithecus afarensis), vemos que tienen el mismo tipo de pelvis y de caja torácica amplia que los chimpancés, por lo que se había asumido que tendría un tronco rígido y que esto habría perjudicado a su rendimiento bípedo”, afirma Nathan Thompson, autor del trabajo publicado en Nature Communications.
“Sin embargo, hemos descubierto que, a pesar de que los chimpancés giran su pelvis mucho más que los humanos, también usan su tronco para compensar este movimiento”, explica Thompson.
¿Homínidos bípedos antes de Lucy?
El investigador y su equipo llevaron a cabo un análisis cinemático para monitorizar los movimientos independientes de caderas, lumbares y tórax en seres humanos y chimpancés entrenados para caminar sobre dos piernas.
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Los científicos ya sabían que Lucy caminaba erguida, como demostró el análisis de los huesos de sus pies.
Según el nuevo estudio, la similitud al caminar entre chimpancés y humanos indica que la forma del esqueleto del Australopithecus afarensis (Lucy), parecida a la del chimpancé, habría favorecido la locomoción bípeda.
Además, los expertos apuntan a que es probable que esta facultad estuviera también presente de forma temprana en la evolución de los homínidos.
“Ahora sabemos que el tronco de Lucy no habría sido una barrera para su forma de locomoción bípeda. En función de cuánto moviera su pelvis, podría haber sido capaz de utilizar el mismo tipo de rotación empleada por los humanos, que opone las partes superior e inferior del cuerpo”.
“El registro fósil solo nos deja los huesos, pero hay un montón de incógnitas acerca de cómo funcionaban realmente esos huesos en seres vivos”, concluye Thompson.
Referencia bibliográfica:
Nathan E. Thompson et al. “Surprising trunk rotational capabilities in chimpanzees and implications for bipedal walking proficiency in early hominins” Nature Communications 6 de octubre 2015 DOI: 10.1038/ncomms9416