Según varios estudios, encargados de recoger la temperatura global, en los últimos quince años –coincidiendo con el inicio del siglo XXI–, el calentamiento del planeta se ha estabilizado. Este fenómeno es lo que se conoce como el hiato del clima. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere ahora que no existe una disminución apreciable en la tasa de calentamiento entre la segunda mitad del siglo XX y los primeros años del nuevo siglo.
El último informe publicado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) llegó a la conclusión de que la temperatura de la superficie global ha mostrado "una tendencia de calentamiento lineal mucho menor en el aumento de temperaturas registrado en los últimos 15 años (1998-2012) que en los 60 anteriores”.
Sin embargo, en un estudio realizado por la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA) y por el Centro Nacional de Información Medioambiental (NCEI) –ambas estadounidenses– afirma que el aumento de las temperaturas en el siglo XXI no se han estancado.
“El hiato climático puede ser fruto de sesgos en las redes de observación de la temperatura”, afirma a Sinc Jay Lawrimore, coautor del estudio publicado en Science y jefe de la división de análisis de datos del NOAA. “Los registros de temperaturas presentan distintas inconsistencias debido a los cambios que se producen en las metodologías e instrumentos de observación y a las variaciones en el entorno de las estaciones meteorológicas”, añade el investigador estadounidense.
Cómo se miden las temperaturas, la clave
Uno de los sesgos de los que hablan los autores se dio en el siglo pasado cuando se cambió la forma de medir la temperatura de la superficie del mar. “Justo antes de la Segunda Guerra Mundial, muchos barcos cambiaron el método que utilizaban para medir la temperatura y se registraron distintas temperaturas para el mismo lugar de la superficie marina dependiendo del método utilizado”.
Según el estudio, otro de los mayores cambios que ha tenido lugar en las últimas décadas es la creciente tendencia a utilizar boyas fijas para medir la temperatura marina. Antes de mediados de la década de los 70, los barcos eran la forma predominante para medir temperaturas de la superficie del mar. “Las boyas tienden a registrar una temperatura ligeramente más fría que los barcos, lo que conlleva un sesgo entre las dos fuentes de datos”, explica Lawrimore.
Este investigador exculpa a los autores del supuesto fallo en las mediciones realizadas para el informe del IPCC al observar que las fluctuaciones a corto plazo en la tasa de calentamiento son inesperadas. ”Los ciclos naturales y la variabilidad atmosférica tienen un efecto notable en las tendencias de la temperatura a corto plazo”, indica el experto.
Los ciclos naturales son responsables del hiato del clima
Precisamente, los ciclos naturales de los que habla el autor –como son las variaciones en la radiación solar, la absorción del calor oceánico por los océanos o los cambios en la circulación atmosférica– son los responsables del hiato del clima.
“La conclusión de que la tendencia de la temperatura global desde el 2000 es similar a la de los últimos 50 años no niega el papel que estos fenómenos tienen sobre las temperaturas globales”, apunta Lawrimore quien prosigue, que sin este tipo de influencias, probablemente el aumento de las temperaturas globales en los últimos 15 años habría sido mayor.
Para realizar este estudio, los investigadores utilizaron datos diarios de las temperaturas en la superficie terrestre procedentes de estaciones de todo el mundo y una cantidad mayor de datos de la superficie marina procedentes de barcos y boyas en todos los océanos.
“Las recientes mejoras utilizadas en el registro de la temperatura y la incorporación de dos años más de datos respecto al último informe del IPCC (incluyendo el record de 2014 como año cálido) han conducido a estos hallazgos”, indican los investigadores.
La importancia de la gestión de los datos
Según los autores, su estudio muestra la importancia de la gestión de los datos e impulsa el esfuerzo continuo para mejorar la precisión y consistencia en los sistemas de recogida y análisis de las temperaturas. Lawrimore pone además de relieve el impacto que el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero está teniendo en el clima de la Tierra.
“Las reducciones en la extensión del hielo marino en el Ártico, el derretimiento del permafrost o el aumento del nivel del mar son evidencias del continuo cambio climático”, concluye el científico estadounidense.
Referencia bibliográfica:
Thomas R. Karl et al. "Possible artifacts of data biases in the recent global surface warming hiatus”. Science. Doi: 10.1126/science.aaa5632 04 de junio de 2015.