¿Quién no recuerda haber visto en la televisión un terrible choque de Fórmula 1 a toda velocidad? La competitividad de los pilotos y las velocidades extremas provocan unas colisiones que –afortunadamente– no suelen ser mortales. Un equipo de investigadores ha identificado, en las conocidas rivalidades de este deporte, patrones comunes a otras situaciones que también pueden derivar en conflicto: las reuniones de trabajo.
Las colisiones en la Fórmula 1 pueden explicar los conflictos entre los ejecutivos de una empresa. Pese a que la extrapolación parece imposible, esta es una de las conclusiones que se desprenden del estudio que un equipo internacional de investigadores ha publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La inusual equivalencia parte de la hipótesis de que algunos de los accidentes en Fórmula 1 se producen cuando dos pilotos rivales tienen un estatus similar.
“Cuando dos competidores –ya sean atletas, ejecutivos o niños en el parque– tienen un estatus parecido, es más probable que aparezca un conflicto”, explica a Sinc Matthew Bothner, uno de los autores del trabajo y profesor en la escuela de negocios ESMT de Berlín.
La similitud en el estatus, o equivalencia estructural –según la terminología de los investigadores– es clave para entender “los contextos en los que las competiciones entre dos actores derivan en conflicto”, añade Bothner. Los autores identifican como conflicto un accidente entre dos pilotos que tiene como consecuencia que uno de ellos no pueda acabar la carrera.
Para ello, los investigadores analizaron carreras de Fórmula 1 desde 1970 a 2014, obteniendo datos de 732 carreras, 355 pilotos y 506 ejemplos de conflicto. Un buen ejemplo de la rivalidad escalada en conflicto es un choque entre Fernando Alonso y Ralph Schumacher, en el año 2004.
Los resultados confirmaron que dicha similitud del estatus como clave en el aumento de la probabilidad de colisión entre pilotos. Además, otros factores importantes que incrementan el riesgo de choque son la coincidencia en edad de los pilotos y las condiciones climatológicas favorables en pista.
Las conclusiones del estudio también son útiles en el mundo empresarial. En reuniones entre ejecutivos con equivalencia estructural “deberían tomarse medidas extras de autocontrol para evitar conflictos con severas consecuencias sobre la carrera profesional, el equivalente a la colisión de los coches”, explica el investigador.
En el caso de la legendaria rivalidad entre el británico James Hunt y el austriaco Niki Lauda, los datos del estudio no son aplicables “porque nunca chocaron”, explica Bothner. “Ambos pilotos –hasta donde sabemos– se respetaban mucho por su desempeño en pista, lo que podría haber mitigado los efectos intimidatorios en el circuito”, añade.
Un mejor entendimiento de estos contextos de riesgo es fundamental para la prevención de los accidentes en Fórmula 1. El último piloto fallecido en carrera a causa de un choque fue el francés Jules Bianchi en 2015, con tan solo 25 años. Hacía 21 años que no se había producido un accidente mortal en la pista.
“Pueden reducirse las probabilidades de choque si los pilotos conducen con mayor cuidado cuando se encuentren con conductores equivalentes, en términos de estatus”, subraya Bothner.
Referencia bibliográfica:
Henning Piezunka et al.: "Escalation of competition into conflict in competitive networks of Formula One drivers," Proceedings of the National Academy of Sciences, marzo de 2018. http://www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1717303115