El organismo necesita entre tres y siete días para adaptarse al cambio horario de primavera

Expertos del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria recuerdan que es normal que se presenten pequeñas alteraciones en el reloj biológico como fatiga, cansancio y somnolencia al contar con más horas de luz, pues se desincronizan los ritmos internos con los ambientales y la fabricación de hormonas vinculadas con los ciclos de vigilia y sueño -como cortisol y melatonina- se ve afectada por este desfase horario.

El organismo necesita entre tres y siete días para adaptarse al cambio horario de primavera
El cambio de horario puede generar en algunos sectores de la población cansancio, malestar general y somnolencia. / Clambert

El cambio de horario que supone el paso del invierno a la primavera con un mayor número de horas de luz solar puede generar en algunos sectores de la población cansancio, malestar general, somnolencia e incluso alteraciones en el estado de ánimo.

Expertos del servicio de Neurofisiología del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (HUNSC), adscrito a la consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, recuerdan que estas pequeñas alteraciones se superan en un corto espacio de tiempo de entre 3 y 7 días y solo si éstas persisten es recomendable acudir al médico por si estos síntomas se debiesen a otra causa.

Se trata de algunos de los efectos normales que se registran en el organismo puesto que las funciones de los órganos más importantes del ser humano dependen de la fabricación y secreción de hormonas vinculadas directamente con los ciclos de vigilia y sueño –cortisol y melatonina-, en este caso, alteradas por el cambio de horario de primavera que ha obligado a adelantar los relojes una hora.

El cambio de horario puede generar en algunos sectores de la población cansancio, malestar general, somnolencia e incluso alteraciones en el estado de ánimo

En este proceso se produce una desincronización de los ritmos internos con los ambientales. El comienzo de la secreción de melatonina se produce al caer la tarde, aproximadamente a las 19:00 horas y su máxima producción se registra entre las 02.00 y las 06.00 de la mañana. Al despertarnos con la luz del día, el nivel de cortisol ya está en alza para activar al ser humano.

“Es habitual en algunas personas la incidencia de esta astenia primaveral caracterizada por fatiga, cansancio, algún trastorno digestivo e incluso un menor rendimiento”, detalla la Dra. Soledad Mañas, neurofisióloga en la Unidad del Sueño del Hospital de La Candelaria. “Puede afectar a pacientes con patologías neurológicas o que toman medicación y también a personas mayores, ya que su mecanismo de adaptación es más lento. El sistema circadiano es muy sensible al tratamiento con fármacos y la estructura del sueño es de por sí muy frágil e inestable en personas con edad avanzada”.

Recomendaciones ante el cambio de hora

Los expertos del servicio de Neurofisiología del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria indican que existen tratamientos que implican el uso de cronobióticos, capaces de acelerar la sincronización de nuestro sistema circadiano con el ambiente y nuevo horario, entre los que se encuentran la fototerapia y la melatonina, pero sin duda, factores importantes que ayudarán a superar las pequeñas molestias del cambio horario de primavera es la dieta y el ejercicio.

Consejos para evitar una mayor repercusión

Propiciar la entrada de luz natural o activar un foco de luz potente a la hora de levantarse, así como darse una ducha refrescante (sobre todo en la cabeza)

Iniciar la mañana con música alegre y mucho ritmo

En cuanto a la dieta es recomendable tomar vitamina C en forma de cítricos para mantenerse en vigilia; el kiwi es adecuado tomarlo durante la mañana; el desayuno podría incluir hidratos de carbono de absorción lenta como cereales, así como bebidas como té y café, que son estimulantes.

Durante la tarde-noche, se recomienda tomar plátanos (ricos en melatonina y serotonina, además de actuar como relajante muscular por su contenido en magnesio). En esta línea se aconseja miel y leche templada (por su contenido en triptófano), pan integral (rico en vitaminas B1 y B6) y omega 3 (favorece la síntesis de triptófano).

En cuanto al ejercicio físico, es mejor una actividad suave o de mantenimiento a media tarde y con luz natural. Por la mañana, al levantarse, un ejercicio más dinámico.

Fuente: Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria
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