La epidemia del virus del Ébola no da tregua ni siquiera a los especialistas que tratan de controlarla. Según la Organización Mundial de la Salud, hasta ahora más de 240 trabajadores de la salud han desarrollado la enfermedad en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona, y más de 120 han muerto.
El brote de ébola en África occidental sigue superando cada día las cifras de damnificados, entre ellos los médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud que han sido infectados.
Según ha comunicado hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta la fecha más de 240 profesionales han desarrollado la enfermedad en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona, y más de 120 han muerto.
Hay varios factores que explican la alta proporción de personal médico infectado: escasez de equipo de protección personal o uso inapropiado, poco personal médico para un brote tan grande y el trabajo en salas de aislamiento mucho más allá de la cantidad de horas recomendadas como seguras.
Algunos de los anteriores brotes de ébola se hicieron visibles solo después de que la transmisión se amplificara en un entorno de atención de la salud y los médicos y enfermeras se contagiaran. Sin embargo, tal y como indica la OMS, "una vez que se identificó el virus y se pusieron las medidas de protección adecuadas, los casos entre el personal médico se redujeron drásticamente".
Por otra parte, muchos de los brotes más recientes han ocurrido en zonas remotas, en una parte de África más familiarizada con esta enfermedad y con las cadenas de transmisión, que eran más fáciles de rastrear y romper.
Pero el brote actual es diferente. La institución sostiene que ya se han visto afectadas "tanto las capitales como áreas rurales remotas, aumentando así los posibles casos no diagnosticados que tienen contacto con el personal del hospital. Además, ni los médicos ni la población están familiarizados con la enfermedad, por lo que el miedo gobierna las aldeas y ciudades".
Es más, varias enfermedades infecciosas endémicas en la región –como la malaria, la fiebre tifoidea y la fiebre de Lassa– imitan los síntomas iniciales del virus y los pacientes infectados a menudo necesitan atención de emergencia. Así, como sus médicos y enfermeras no sospechan que se trate de ébola, no ven la necesidad de tomar medidas de protección.
Las causas de la infección
Algunas infecciones documentadas hasta el momento han ocurrido cuando médicos no protegidos se apresuraron a ayudar a un paciente visiblemente muy enfermo. En muchos casos, el personal médico está en riesgo porque no está disponible ningún equipo de protección, ni siquiera guantes y mascarillas.
Dicho equipo es pesado y da mucho calor, especialmente en un clima tropical, lo que limita seriamente el tiempo que los médicos y las enfermeras pueden trabajar en una sala de aislamiento.
Un problema añadido es que el ébola ha cobrado la vida de muchos médicos en Sierra Leona y Liberia, privando a estos países de atención médica especializada. La OMS estima que, en los tres países más afectados, solo están disponibles dos médicos para tratar a 100.000 personas.
Esto podría provocar la clausura de los establecimientos de salud, sobre todo cuando el personal se niega a ir a trabajar, al temer por sus vidas. Cuando los hospitales se cierran, otras necesidades médicas se descuidan igualmente, como atender partos o a pacientes con malaria.
La pérdida de tantos médicos y enfermeras ha hecho que sea difícil para la OMS asegurar el apoyo de un número suficiente de personal médico extranjero. Por ello, la Unión Africana ha puesto en marcha una iniciativa urgente con el fin de contratar a más trabajadores de la salud.