La capacidad de las plantas para predecir la hora, un mecanismo común a todos los seres vivos, les permite sobrevivir, crecer y reproducirse. En un estudio que se publica en el último número de la prestigiosa revista Ecology Letters, un equipo internacional ha descrito este reloj circadiano desde el punto de vista molecular, y ha encontrado una implicación ecológica: hace que los escenarios de cambio climático y las cifras de niveles de CO2 sean más precisas.
El equipo internacional de investigadores liderado por la Universidad de Castilla-La-Mancha (UCLM) ha recopilado los estudios realizados hasta ahora sobre este tema para entender las implicaciones del llamado “reloj circadiano” en la supervivencia y ecología de un amplio abanico de especies vegetales. Las plantas de la especie modelo Arabidopsis thaliana, creadas en laboratorio sin esta capacidad, demuestran tener problemas para sobrevivir y se reproducen menos.
“Una hora antes de que salga el sol una planta con reloj circadiano ya sabe que es el momento de despertarse y todos los genes asociados a la fotosíntesis empiezan a activarse”, explica a SINC Víctor Resco de Dios, autor principal e investigador del departamento de Ciencias Ambientales de la UCLM.
El estudio, que se publica en el último número de Ecology Letters, muestra las implicaciones ecológicas de la habilidad de las plantas para “dar la hora”. Los investigadores han estudiado los genes involucrados en el mecanismo que facilita la fotosíntesis y la adaptación al clima.
Hasta el 90% de los genes de una planta están regulados por el reloj circadiano. “El reloj coordina cuando una planta tiene que florecer, al igual que cuando debe germinar una semilla”, apunta Resco de Dios. Según el científico, el reloj circadiano tiene una adaptación plástica muy grande.
¿La clave para sobrevivir al aumento de temperaturas?
Las plantas captan el CO2 a través de la fotosíntesis y tienen un potencial mitigador del cambio climático. Sin embargo, “en los estudios de los ecólogos para averiguar el nivel de CO2 en los modelos, la regulación circadiana no se ha tenido en cuenta”, subraya el investigador.
Los científicos proponen la incorporación de esta regulación a los modelos climáticos que se basan en el estudio de la vegetación, para obtener mejores y más precisos resultados. “Un modelo normal de cambio climático predeciría que entre las 6 y las 10h en un bosque tropical, la fotosíntesis es homogénea si las condiciones ambientales (luz, humedad, temperatura, etc.) son constantes. Sin embargo, como las plantas tienen un reloj circadiano es posible observar que la fotosíntesis aumenta en esas horas”, ejemplifica el ecólogo.
Según los científicos, el reloj circadiano puede ser clave para que las plantas puedan sobrevivir al aumento de las temperaturas. Las que no tienen el reloj circadiano optimizado para el ambiente tendrán “más dificultades para ajustarse a los cambios climáticos y sobrevivir al estrés”. El equipo propone ahora que se hagan más investigaciones desde una óptica ecológica, pues “ha sido un tema infravalorado”.
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Referencia bibliográfica:
Resco, Víctor; Hartwell, James; Hall, Anthony. “Ecological implications of plants' ability to tell the time” Ecology Letters 12(6): 583-592 junio de 2009.
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