Cerca de una veintena de piezas de 5.500 años de antigüedad han sido halladas en el entorno natural de Doñana. Los restos, entre los que hay utensilios de caza como un hacha pulimentada y trozos de cerámica, explicarían que en la zona hubo actividad humana varios siglos antes de lo que se creía hasta ahora.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han dirigido una investigación en la que se han recuperado cerca de 20 piezas del Neolítico de unos 5.500 años de antigüedad. El hallazgo, que incluye restos de herramientas como hachas y trozos de cerámica, se llevó a cabo en los alrededores de la Vera de Doñana, un espacio situado dentro de la Reserva Biológica que custodia el CSIC en el Parque Nacional.
“Es la primera vez que se describe en este espacio natural la presencia de restos neolíticos", explican los investigadores. Además," las piezas demuestran que la actividad humana en Doñana es mucho más antigua de lo que se pensaba”, destaca el investigador del CSIC y director de la Estación Biológica de Doñana Juan José Negro, que forma parte del grupo de investigadores que ha realizado el hallazgo.
Otros participantes han sido Clive Finlayson, paleontólogo y director del Museo de Gibraltar, y Santiago Valiente Cánovas, catedrático de Arqueología en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Madrid
Entre las piezas halladas se encuentran restos de cerámica con elementos decorativos y núcleos y otros trozos de herramientas elaboradas con sílex. El hallazgo más significativo es un hacha pulimentada, encontrada en buen estado de conservación. Los núcleos son una especie de cantos rodados de sílex que los antiguos pobladores golpeaban para obtener de ellos pequeñas láminas que usaban como cuchillas.
Varias de estas cuchillas insertadas en un trozo de madera o hueso podían convertirse, por ejemplo, en una sierra muy útil para múltiples tareas”, detalla Negro.
Todas las piezas fueron halladas en superficie, sin realizar ningún tipo de excavación. En estos momentos, el objetivo inmediato de los científicos es solicitar las autorizaciones pertinentes para realizar un estudio geoarqueológico que incluya prospecciones sistemáticas en superficie.
“Las piezas no necesariamente pudieron haber pertenecido a individuaos asentados en Doñana, sino que también podrían ser de miembros de asentamientos en el entorno de la Bahía de Cádiz, que se desplazaran a la zona para cazar, pescar y mariscar”, detalla el investigador del CSIC. Estos artilugios podrían haberse utilizado para la caza y la pesca.