Un equipo de científicos españoles y franceses ha descubierto en las proximidades de Barcelona varios fósiles de corales que ayudarán a entender cómo era la vida en esta región durante el Paleozoico, hace 300 y 400 millones de años. Los resultados se publican en el último número de la Revista Española de Paleontología.
En la época del Paleozoico, el territorio de Cataluña estaba cubierto por un mar profundo, situado en la costa norte de Gondwana, el gran continente que ocupaba la mayor parte del hemisferio Sur. En sus fondos fangosos y pobres en oxígeno, aparentemente hostiles, vivían trilobites con ojos reducidos, capaces de obtener información del ambiente gracias a sistemas táctiles o químicos. También había cefalópodos con largos tentáculos, escorpiones de mar (euriptéridos) que recorrían largas distancias y algunos peces.
Junto a todas estas especies, se desplegaba una extensa población de diminutos corales que acaban de ser descritos por el equipo internacional del paleontólogo francés Yves Plusquellec, donde tarbajan científicos catalanes, entre ellos, Esperanza Fernández-Martínez, investigadora del Área de Paleontología de la Universidad de León y coautora del estudio.
El investigador galo y sus colaboradores han identificado dos nuevas especies, Petridictyum casanovai y Procteria gavaensis, que vivieron hace 405 millones de años en el período geológico conocido como Devónico y que, de momento, son únicas en el mundo. Ambas se encontraban inmersas en grandes rocas de pizarra en Santa Creu d’Olorda, una cantera de caliza situada al oeste de la ciudad de Barcelona, y fueron recolectadas por aficionados que viven en sus proximidades.
Procteria gavaensis, que recibe este nombre en honor al municipio de Gavà donde se encontró, ha resultado ser la especie más antigua de su género, lo que implica que es muy probable que este grupo de corales tenga su origen en los antiguos mares catalanes. P. casanovai está dedicada a Santiago Casanova, un pionero en la paleontología catalana.
Cerca de Olorda, en la población de El Papiol, los investigadores hallaron además numerosos corales de cuatro géneros muy similares a otros previamente registrados en Portugal, Gran Bretaña, Alemania y Polonia. Esta coincidencia confirma la comunicación que existía entre distintas regiones oceánicas durante el Carbonífero, hace 320 millones de años.
Corales de aguas frías
Los corales prehistóricos catalanes, que ya han sido depositados en el Museo Geológico del Seminario de Barcelona, no se parecen a los que actualmente forman los arrecifes de las regiones tropicales. Éstos eran corales de aguas frías, que viven a cierta profundidad, en aguas con bajas temperaturas y muy oscuras.
“Los fondos marinos actúan como regiones-refugio, que no se ven especialmente afectadas cuando se producen crisis climáticas o importantes variaciones en las aguas y la atmósfera, por ejemplo por la caída de meteoritos”, afirma Fernández-Martínez. "Esto", añade la investigadora, "pudo permitir que sus habitantes sobrevivieran a grandes extinciones y actuarán como reserva de la biodiversidad para expandirse y dar lugar a nuevos géneros de corales”.
Otro aspecto singular es que algunos de estos corales eran móviles. “Vivían en fondos blandos y podían desplazarse pequeñas distancias o desenterrarse si el sedimento que caía amenazaba con sepultarles”, explica la paleontóloga.
Pequeños pero valiosos
A pesar de que los fósiles de corales no son enormes, su valor para los paleontólogos es incalculable. “No son espectaculares, no atraen la mirada como pueden hacerlo los dinosaurios, pero guardan una historia secreta que nos ayudará a entender nuestro pasado y a situar nuestra especie y nuestro medio ambiente en el marco de la historia de nuestro planeta”, asegura Fernández-Martínez.
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Plusquellec, Y., Fernández-Martínez, E., Sanz López, J., Soto, F., Magrans, J. & Ferrer, E. 2007. "Tabulate corals and stratigraphyof Lower Devonian and Mississippian rocks near Barcelona" (Catalonian Coastal Ranges, Northeast Spain). [Corales tabulados y estratigrafía del Devónico Inferior y del Misisípico en las inmediaciones de Barcelona (Cordilleras Costeras Catalanas, nordeste de España).] Revista Española de Paleontología, 22 (2), 175-192.