La campaña catalana finaliza el 26 de agosto y ha descubierto 13.000 nuevos fósiles

Encuentran zonas de habitación de neandertales que vivieron en el Abric Romaní hace 55.000 años

La excavación que estos días se desarrolla en el Abric Romaní (Capellades, Cataluña), a cargo de un equipo dirigido por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), ha puesto al descubierto áreas de habitación muy protegidas, nuevos hogares y huellas de madera, así como numerosas piezas de industria lítica. En total, 13.000 nuevos fósiles que confirman la importancia de este yacimiento para conocer las sociedades neandertales que vivieron en este lugar hace unos 55.000 años.

NIvel O del Abric Romaní
Vista general de la zona intervenida este agosto. Se trata del nivel O, ubicada en el área más cercana a la pared del yacimiento - Jordi Mestre / IPHES.

“Las características de la superficie excavada, con unos depósitos de calcarenita que se hacen más espesos hacia la pared, recuerdan las charcas que llenaban la antigua cueva Ripoll, situada dentro del abrigo. Estos puntos tan protegidos, que están hacia la zona del sur geográfico del yacimiento, pueden ser zonas de ocupación muy intensa, notablemente como áreas de habitación, muy poco documentadas en las comunidades neandertales”, indica Eudald Carbonell, director de la excavación.

“Este hecho ha evidenciado la necesidad de ampliar la superficie de excavación del nivel O del Abric Romaní, de 55.000 años de antigüedad y, por lo tanto, nos obliga a redefinir la extensión de la misma de cara a la campaña del próximo año”, ha añadido Josep Vallverdú, arqueólogo y miembro del IPHES.

Numerosas piezas líticas

Por otra parte, se han puesto al descubierto numerosas piezas líticas en el nivel de las áreas de habitación. Con respecto a las piezas halladas en campañas anteriores se observa un cambio tecnológico importante porque se hace mucho más presente y generalizada la talla Levallois, que consiste en realizar extracciones de lascas del núcleo de la piedra.

También se detecta cierto aumento de la frecuencia de secuencias laminares, así como la abundancia de núcleos de sílex y de numerosas rocas compactas como la caliza lacustre y la arenisca, cortadas y fragmentadas, que se habrían utilizado para trabajos específicos como la manipulación de la madera. El grupo más abundante de restos de sílex lo conforman las piezas de pequeñas dimensiones, que se han localizado mayoritariamente dentro de los hogares sin quemar, “cosa que significa que se han llevado a cabo pequeñas tallas in situ”, señala Josep Vallverdú.

Los restos faunísticos están muy fragmentados y a menudo quemados. Básicamente se han documentado restos óseos y dentarios de cérvido y bóvido. En todo caso, “el conjunto de restos animales es relativamente bajo si lo comparamos con los restos líticos”, observa Josep Vallverdú.

Una posible bandeja

Las huellas de madera han sido identificadas tanto en incrustaciones de travertino como en calcarenitas. Entre los nuevos hallazgos parece que hay una traza en calcarenita con una configuración que la hace susceptible de ser un artefacto, posiblemente una bandeja: "Se trata de un resto con una forma rectangular de unos 30 x 40 centímetros", indica el mismo investigador.

Con respecto a los hogares, son seis estructuras planas con algunas piedras, algunos de dimensiones pequeñas, de entorno a 20 cm. de diámetro, y dos más que son muy grandes, de hasta 4 metros cuadrados. "La gran preservación de la zona de la pared excavada permite contemplar que muchos de estos extensos hogares contienen pequeños hogares elementales de 20 cm de diámetro. Muchos de ellos se encuentran en concavidades preexistentes o modificadas en el sustrato", explica Vallverdú.

También se han registrado agujeros con unas dimensiones características de los llamados agujeros de palo, ya descubiertos el año pasado, en algunas estructuras de combustión; de hecho son pequeños hogares que pueden sustentar alguna cosa, para, por ejemplo, poder cocer carne. Finalmente, se han descubierto, pequeños hogares de 10 cm. de diámetro, aislados y en grupos, con muy pocos carbones, y ahora habrá que estudiar su utilidad.

Por otra parte, por primera vez se ha efectuado en el Abric Romaní un intenso muestreo de estructuras de combustión para estudiar su validez de cara a posibles análisis arqueomagnéticos. “Los materiales quemados pueden conservar señales de magnetismo ambiental que nos pueden proporcionar datos sobre las temperaturas de cocción, así como dataciones relativas del yacimiento”, indica Josep Vallverdú.

La intervención arqueológica en el Abric Romaní se ha llevado a cabo del 6 al 26 de agosto. Los integrantes del equipo de excavación pertenecen a distintas universidades del Estado español, así como de otros países como Argelia, Italia, Francia y Estados Unidos. Han tomado parte un total de 67 personas, divididas en dos turnos a lo largo de la campaña.

Fuente: Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social
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