El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua de Barcelona (IDAEA), ha firmado un Acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para que investigadores y técnicos del Laboratorio de Dioxinas de Barcelona asesoren en la implantación del Convenio de Estocolmo en países en vías de desarrollo.
Este convenio internacional, suscrito por España, tiene como objetivo promover la salud y la protección del medio ambiente frente a los contaminantes orgánicos persistentes como dioxinas o furanos. Para ello, se contempla la creación de un Inventario Mundial de Emisiones de Contaminantes Orgánicos, al cual cada país debe aportar sus datos de emisiones.
No obstante, hay países en vías de desarrollo que carecen de experiencia y tecnologías adecuados para aportar datos fiables a ese inventario mundial de emisiones. En estos casos, el PNUMA pide la asistencia de los laboratorios con más experiencia a nivel mundial.
El acuerdo entre el CSIC y el PNUMA formaliza la colaboración de científicos del Laboratorio de Dioxinas en Barcelona del CSIC, un centro pionero en el estudio de las dioxinas en España y uno de los laboratorios con más experiencia en el mundo de los contaminantes orgánicos persistentes.
Los científicos del laboratorio han viajado a Cuba para identificar aquellos laboratorios cubanos capaces de llevar a cabo análisis de contaminantes orgánicos persistentes y realizar una reunión científica de trabajo con los investigadores del país. Además, evaluarán qué infraestructuras necesita la isla en esta materia y ofrecerán formación específica a sus investigadores. Por último, de nuevo en España, actuarán como laboratorio de referencia para evaluar los resultados que provean los científicos locales. De esta manera, el PNUMA espera que en unos años los laboratorios cubanos puedan ofrecer datos fiables al Inventario Mundial de Emisiones de contaminantes orgánicos.
Los contaminantes orgánicos persistentes son un gran conjunto de compuestos (pesticidas, herbicidas, sustancias químicas de origen industrial y subproductos...) con tres características fundamentales: son muy persistentes, se acumulan en el medio ambiente y en la cadena alimentaria y pueden desplazarse a grandes distancias. Los policlorobifenilos (PCB), el lindano, el DDT o las dioxinas son ejemplos de compuestos orgánicos persistentes.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se creó en 1972 para coordinar las políticas medioambientales de la ONU. Entre otras misiones, tiene la de asistir a los países en la implementación de políticas medioambientales adecuadas así como fomentar el desarrollo sostenible.
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