El Informe sobre Cocaína recoge las últimas evidencias científicas sobre los efectos de la cocaína en la salud, el proceso de adicción, los avances en el tratamiento y la investigación. Una de las novedades de este informe es que, a lo largo del primer semestre de 2009, comenzarán los ensayos clínicos para estudiar los efectos de la vacuna de la cocaína.
El informe, elaborado por la Comisión Clínica de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, ha sido presentado hoy por el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, quien ha estado acompañado por la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, y por el psiquiatra Carlos Álvarez Vara, miembro de la Comisión Clínica y uno de los autores de este volumen.
La cocaína es la segunda droga ilegal más consumida en la Unión Europea (UE) y en España, después del cannabis. El último informe del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (OEDT) cifra en 12 los millones de personas de entre 15 a 64 años que en la UE han consumido cocaína alguna vez en la vida. De ellos, 7,5 millones (5,3%) están entre 15 y 34 años.
El consumo de cocaína ha seguido una tendencia creciente en los últimos años en toda Europa. Sin embargo, el OEDT refleja una estabilización del consumo de esta droga en aquellos países con mayor prevalencia de consumo en los últimos años, como España y Reino Unido.
El informe subraya el elevado potencial adictivo de la cocaína y la aparición de dependencia tras su consumo continuado. Los datos de demanda de tratamiento por consumo de cocaína en todo el mundo corroboran lo que ya ha demostrado la evidencia científica.
Los consumidores españoles, la mayoría integrados en la sociedad, consumen cocaína en polvo por vía nasal (esnifada). Se trata de un consumo de carácter esporádico y recreativo, con un gasto medio de 30 euros por sesión de consumo. El consumo de crack es minoritario en nuestro país.
Nuevas líneas de investigación
Hoy en día no se dispone de ningún fármaco capaz de bloquear los efectos de la cocaína ni de facilitar la abstinencia, por lo que el tratamiento de la adición es mixto (farmacológico sintomático y psico-social). Sin embargo, se está avanzando en el campo de los fármacos y terapias inmunológicas (conocidas popularmente como vacunas) eficaces en la prevención y tratamiento de la adicción a cocaína.
Según ha anunciado Carmen Moya, España iniciará en 2009 los ensayos clínicos de la vacuna, en los cuales está previsto que participen un total de 164 personas y más de 10 hospitales. Las vacunas frente a la cocaína estarían orientadas al tratamiento de sobredosis, la reducción de recaídas de uso de drogas y la protección contra el riesgo de exposición.
Daños en el organismo
El corazón y el cerebro son los órganos más dañados por el consumo de cocaína. Así, el consumo de cocaína puede provocar crisis epilépticas, infartos y hemorragias cerebrales, miocardiopatía dilatada, arritmias e isquemia miocárdica. Diferentes estudios muestran que el riesgo de infarto de miocardio es 24 veces superior al normal durante una hora tras el consumo de cocaína.
La cefalea es la complicación más frecuente entre los consumidores de cocaína. Se da entre un 60% y un 70% de los cocainómanos y representa el 12% del motivo de las consultas relacionadas con cocaína. La cefalea se relaciona con el perfil temporal de la acción vascular de la droga: se presenta inmediatamente tras la administración o aparece en fase de abstinencia.
El informe también aborda las complicaciones psiquiátricas frecuentes entre los consumidores de cocaína, entre las que destacan la esquizofrenia paranoide. La paranoia inducida por cocaína puede llegar a afectar al 50% de los consumidores que han desarrollado dependencia a esta droga, al cabo de los tres años de consumo regular. Otros problemas psiquiátricos entre los cocainómanos son los trastornos delirantes, los trastornos del estado de ánimo y las crisis de pánico.
Por otro lado, los autores de este informe destacan que los consumidores de cocaína tienen mayor riesgo de padecer infecciones de transmisión sanguínea o sexual que la población general de la misma edad. Según los expertos, las prácticas de riesgo son más frecuentes entre los inyectores de cocaína que de heroína, porque el efecto euforizante de la cocaína inyectada desaparece a los 30-45 minutos.