Investigadores del Grupo de Contaminación Atmosférica de la Universidad de Valladolid han comprobado que la tasa de crecimiento anual de las concentraciones de CO2 en la troposfera (la capa atmosférica más cercana a la superficie terrestre) son “netamente superiores” en España que en otras zonas del planeta como Mauna Loa (Hawái), donde se guarda la serie de datos más larga al respecto.
Según María Luisa Sánchez, profesora del departamento de Física Aplicada y responsable del equipo de investigadores, su grupo posee los únicos datos históricos de concentraciones de CO2 que existen en la península Ibérica.
El aumento de las concentraciones de CO2 en la troposfera es un dato conocido desde hace años. Según apunta la profesora, desde los años 60 la tendencia creciente “es la misma”. Otro dato es el crecimiento anual de estas concentraciones, y es aquí donde han obtenido un resultado inesperado. “No esperábamos tener una tasa de crecimiento anual tan alta. Hemos registrado unos resultados comparables pero con una tasa de crecimiento anual netamente superior a la de Mauna Loa, que se encuentra a una altitud considerable, cerca de 2.000 metros”, asegura la experta.
Los científicos comenzaron a realizar estas mediciones en el año 2000 en el Centro de Investigación de la Baja Atmósfera (CIBA), situado cerca de la localidad de La Mudarra. Su último trabajo, publicado en la revista Theoretical and Applied Climatology, analiza los datos obtenidos durante tres años, entre 2002 y 2005.
“Hemos caracterizado la evolución del dióxido a lo largo del día y hemos una valoración cualitativa de las tendencias. Además hemos comprobado la influencia de las variables meteorológicas más significativas utilizando instrumentación mucho más compleja, con la que hemos analizado los perfiles verticales de viento y temperatura”, explica Sánchez.
Para realizar las mediciones de CO2 se utiliza un monitor en continuo basado en tecnología infrarroja, que debe ser calibrado al menos una vez a la semana para asegurar la calidad de los datos. Las medidas se llevan a cabo en una zona rural, donde los científicos entienden que los datos “tienen mayor alcance”.
“En las ciudades los datos de CO2 están muy afectados por el tráfico rodado y las concentraciones pueden ser extraordinariamente variables según se mida en un semáforo o una zona periférica donde casi no hay tráfico rodado, por ejemplo”, matiza. Los datos obtenidos en el CIBA se transmiten diariamente hasta la Facultad de Ciencias por control remoto.
Causas del crecimiento
Tal y como precisa la responsable del equipo de investigadores, las tasas registradas en el CIBA son “de lo más alto que se conoce en Europa", un hecho que puede tener su origen en que España “tiene las mayores emisiones de gases de efecto invernadero de todo el continente”.
Las principales fuentes son el sector energía y el tráfico rodado. En cuanto a la energía, las fuentes más contaminantes son las centrales térmicas de carbón, y dentro del tráfico rodado influye que el parque de automóviles español es de los más viejos, como el de Grecia; mientras que el de Alemania o el de otros países nórdicos se renueva con mayor rapidez e incorpora tecnología más avanzada.
Los datos aportados por el grupo de la Universidad de Valladolid coinciden con los valores registrados a escala global en que los valores de CO2 aumentan “de manera incesante”. Por ello, los países han fijado mecanismos para tratar de reducir las emisiones y evitar uno de los problemas más importantes que origina, el calentamiento global.
Respecto a los compromisos de reducción acordados en el Protocolo de Kioto, María Luisa Sánchez recuerda que España se comprometió a no incrementar sus emisiones en 2012 por encima del 15 por ciento. Sin embargo, hace dos años aumentaron por encima del 45%. “Es necesario tomar medidas aceleradas si queremos cumplir el compromiso de 2012. Ya existen foros científicos que opinan que con la situación actual que tiene España será incapaz de cumplirlo”, concluye.