La relación entre la contaminación del aire y el aumento del riesgo de desarrollar esta patología y otras demencias no es nueva. Un nuevo trabajo pretende revelar por qué las partículas finas (PM2.5) han sido vinculadas con cambios negativos en la salud cerebral.
Un estudio, que ha utilizado datos de las 11 ciudades más grandes de Cataluña durante 8 años, relaciona por primera vez la exposición a partículas contaminantes con un mayor uso de antimicrobianos. La razón: la polución irrita las vías respiratorias y provoca síntomas similares a los de una infección.
Por primera vez en el mundo, científicos brasileños han detectado la presencia de esta droga en tiburones de Río de Janeiro. Los altos niveles de cocaína encontrados en sus tejidos se vinculan a vertidos desde el alcantarillado al mar.
El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus alerta sobre un nuevo episodio de altas concentraciones de ozono en superficie, así como una superación de los valores límite establecidos por la legislación europea de calidad del aire en varias zonas del oeste y sur de Europa entre el 29 de julio y el 4 de agosto por las altas temperaturas en el continente.
Este estudio, liderador por la Universidad de Valencia y realizado en un entorno agrícola mediterráneo, revela que el 71 % de los nidos del verdecillo contienen residuos plásticos, al igual que el 96 % de los nidos de la urraca común.
Un equipo del Clínic Barcelona-IDIBAPS ha liderado un gran metaanálisis donde se relacionan las cada vez más altas temperaturas con un incremento de un 5 % en los casos de suicidio, un aumento que podría llegar al 7 % en 2050. Además, el trabajo vincula la exposición a disolventes o contaminantes con la demencia, deterioro cognitivo y algunos trastornos mentales.
Han seleccionado a esta especie como bioindicador para vigilar la acumulación de plásticos en el Atlántico norte. La investigación conjunta del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad de Azores indica el umbral a partir del que tomar medidas para controlar y mitigar la presencia de estos contaminantes en el medio marino.
Un informe de la Organización de Naciones Unidas indica que en 2022 se produjeron un total de 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, lo que supone un 82 % más que en 2010. Según el documento, esta cifra va camino de aumentar un 32 % en 2030 si no se toman medidas.
A pesar de este aspecto positivo de la calidad del aire, el 98,10 %, el 80,15 % y el 86,34 % de la población europea vive en zonas que superan los niveles recomendados por la OMS de partículas en suspensión PM2,5, PM10 y de dióxido de nitrógeno, respectivamente, según un estudio liderado por el ISGlobal de Barcelona.
Estar expuesto a una mayor densidad de tráfico en las inmediaciones del domicilio se asocia a “trayectorias aceleradas de envejecimiento no saludable”, según un estudio del Instituto de Salud Carlos III.