Mariem Saavedra Pellitero, investigadora del Grupo de Geociencias Oceánicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca, está a punto de embarcarse en Punta Arenas (Chile) para iniciar una expedición que durará dos meses a bordo buque alemán Polarstern. El objetivo es intentar estudiar las temperaturas del pasado en el sur del Pacífico a través de los registros fósiles que se rescaten de los fondos marinos en un viaje que culminará en Wellington (Nueva Zelanda).
La expedición internacional, que sólo cuenta con tres españoles, una de ellos, Mariem Saavedra, parte el próximo viernes, 27 de Chile para llegar el 27 de enero a la capital neozelandesa. A lo largo del recorrido se detendrá en numerosos puntos para tomar muestras de agua, sedimentos marinos superficiales y sedimentos profundos, que servirán para que el equipo multidisciplinar pueda estudiar numerosos parámetros.
Para la investigadora de la Universidad de Salamanca, que ya ha realizado un estudio de las temperaturas de esta zona en los últimos 70.000 años basado en las muestras que han recogido antes otras expediciones, supone una gran oportunidad para tener más datos. "La temperatura disminuye a medida que profundizamos en una columna de agua y, a medida que nos acercamos a los polos, así que se han establecido zonas biogeográficas", explica a DiCYT la científica, de manera que aparecen unos u otros fósiles en función de ello.
Al igual que el resto de los miembros de su grupo de investigación, liderado por José Abel Flores, Francisco Javier Sierro y María Ángeles Bárcena, su objeto de estudio son los cocolitóforos, fósiles de algas marinas cuya presencia se relaciona con determinadas condiciones climáticas. Por eso, la labor de Mariem Saavedra en el barco alemán será doble: por una parte examinará el material que se vaya recopilando en busca de los fósiles como "buenos marcadores bioestratográficos" para datar las muestras. Por otra parte, analizará la columna de agua a distintas profundidades para ver qué estado presenta en la actualidad.
Además de estas tareas, intentará conseguir muestras de sedimentos superficiales que le permitan avanzar en sus investigaciones. En particular, dentro del periodo que estudia, le interesa aumentar los datos en dos segmentos concretos: por una parte, desde hace 9.000 años hasta la actualidad; por otra, desde hace 25.000 años a 70.000 años.
Uno de los objetivos de la expedición es analizar la zona de impacto del asterioide Eltanin, que ocurrió hace dos millones de años en las proximidades de la Antártida y que alteró el ecosistema. Los científicos quieren estudiar cómo afectó al clima, a la fauna y a la flora.