Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han publicado el libro Aves y parques eólicos, valoración del riesgo y atenuantes que reúne 15 trabajos de 37 científicos europeos y estadounidenses. La publicación, editada por la revista Quercus, revisa de manera objetiva las tecnologías empleadas para la energía eólica, y sus efectos en aves y murciélagos. Todos los informes advierten sobre la mortalidad que provocan las granjas eólicas que se convierten en “auténticas barreras letales para la avifauna”.
Desde enero de 2009, España es el tercer país del mundo en producción de energía eólica, después de EE UU y Alemania, con una potencia total instalada de 16.740 Mw. La previsión es alcanzar 20.000 Mw para 2012. La Península Ibérica es también uno de los países europeos con mayor diversidad de especies de aves raras, amenazadas o endémicas. Aves y seres humanos utilizan el viento en las mismas áreas donde se crean fuertes corrientes de aire.
El libro coordinado por investigadores de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) demuestra que “con frecuencia, los pájaros en vuelo chocan contra las hélices de los molinos y mueren”. Las colisiones cobran mayor importancia cuando las aves que mueren son especies amenazadas como las grandes rapaces o aves en vuelo migratorio, ya que sus poblaciones son escasas.
De los 15 informes que publican 37 investigadores de cinco países europeos y Estados Unidos, tres de ellos se refieren a estudios realizados en España, en concreto Tarifa, Navarra y Campo de Gibraltar.
Situación crítica para el buitre leonado y el cernícalo común
En Navarra y en el Campo de Gibraltar, las muertes de las aves se deben a las colisiones con los molinos. En este caso, los buitres leonados (Gyps fulvus) y el cernícalo común (Falco tinnunculus) son dos de las especies afectadas porque usan de forma intensiva las lomas donde están instalados los generadores.
En el tercer estudio, realizado en Tarifa, los científicos señalan que “las aves planeadoras han detectado la presencia de las turbinas en funcionamiento, las han evitado, y han modificado su dirección de vuelo o aumentado su altura de vuelo”. Por lo que el número de aves muertas durante el periodo de estudio ha sido bajo.
Según los autores del libro, "España deberá abordar este análisis como una necesidad prioritaria, ya que la Administración Pública apuesta fuertemente por esta energía renovable". Para ello, priorizan estudios más amplios para entender mejor el comportamiento de las aves en vuelo en su ambiente natural y en el entorno de los campos eólicos. Esto ayudará al diseño y emplazamiento de los campos eólicos.
Los trabajos también ponen de manifiesto la necesidad de valorar la topografía del paisaje, la dirección y fuerza local de los vientos, las condiciones atmosféricas y el diseño de las turbinas, distribución y emplazamiento en la planificación de estos campos eólicos. “La implantación de estas medidas podría disminuir el riesgo de colisión de avifauna en los parques eólicos”, explican los científicos.