La Universitat Jaume I de Castelló trabaja en la última fase del proyecto Mayordomo que facilita el acceso de personas de edad avanzada a las TIC para ampliar sus relaciones sociales y evitar así un posible aislamiento. La herramienta informática que han desarrollado contiene además una vertiente terapéutica que permite evaluar su estado de ánimo.
El equipo de investigación ya ha demostrado que, con la herramienta Mayordomo, una persona de 82 años es capaz de enviar una fotografía, compartir música, chatear o mantener una videoconferencia sin problemas. Los resultados satisfactorios de las primeras muestras de usuarios han motivado que la herramienta informática se empiece ahora a testear en dos residencias de ancianos de Valencia.
“En los últimos años, las administraciones públicas están potenciando la investigación que incide en aumentar la calidad de vida de las personas mayores, un colectivo que está cobrando mayor importancia por el progresivo envejeciendo de la población europea”, comenta la investigadora Soledad Quero, perteneciente al equipo de Cristina Botella, directora del Laboratorio Labpsitec de la UJI. Mayordomo hace uso de las nuevas tecnologías para promocionar ese bienestar y potenciar el envejecimiento activo. “En este sentido, uno de los resultados que estamos observando es que aumenta la autoeficacia percibida por la persona mayor al sentirse capaz de utilizar las herramientas que emplean los jóvenes. Se rompe de esta manera la brecha existente entre las personas mayores y las TIC”, explica la profesora Quero.
El revolucionario programa de teleasistencia cognitiva y emocional, además de ese componente lúdico, contiene una vertiente terapéutica que servirá a los profesionales que tratan a las personas de edad avanzada ya que evalúa el estado anímico de los usuarios y ofrece tratamiento. La depresión y la ansiedad son dos de los problemas más habituales entre esta sección de la población. Mayordomo supervisa continuamente el estado emocional de la persona gracias a un asistente virtual que pregunta al usuario cómo está.
“Si contesta que está bien, el programa le ofrece todas las posibilidades de la aplicación lúdica. En cambio, si la persona mayor contesta que está regular, nerviosa o triste, la herramienta hace una evaluación más exhaustiva planteándole distintas preguntas según escalas psicológicas validadas para evaluar su nivel de depresión o ansiedad. Según este análisis, le ofrece las posibilidades del programa que desde el punto de vista psicológico son más convenientes en ese momento”, comenta la investigadora. Esto es posible mediante el uso de entornos de realidad virtual que emulan la naturaleza y que emplean procedimientos de inducción de estados de ánimo alegre o relajante.
Los recuerdos positivos
El “Libro de la vida” es otra de las herramientas terapéuticas con las que cuenta el proyecto. Se trata de una herramienta de tratamiento más complejo que ha de estar conducido por un terapeuta y que sirve para que el usuario evoque recuerdos positivos específicos de su vida. Según Soledad Quero, “las personas mayores que están deprimidas tienden a tener recuerdos generales que suelen ser negativos y esta sobregeneralización dificulta que accedan a los acontecimientos positivos que han vivido pero que no recuerdan en ese momento”.
Mayordomo, además de ir dirigido al usuario de mayor edad, poniendo a su disposición las herramientas lúdicas y terapéuticas, contempla otras dos plataformas: una diseñada para el usuario externo, es decir, los familiares, que tendrán acceso al correo y a la videoconferencia; y, otra, orientado al profesional (el psicólogo o asistente social), y al que llegarían los mensajes de las evaluaciones continuas que realiza automáticamente el programa junto a distintos niveles de alarma indicando si la persona necesita ayuda personalizada.
En el proyecto colaboran el Laboratorio Labpsitec de la UJI, el grupo Labhuman que dirige el Dr. Mariano Alcañiz de la Universidad Politécnica de Valencia y el equipo de la Dra. Rosa Baños de la Universitat de València.
Tras la validación de una primera versión con un grupo reducido de personas para comprobar la usabilidad de la herramienta, ahora se está en proceso de validarlo con una población más amplia. Han terminado recientemente las pruebas con voluntarios que todavía son autónomos y que, en principio, no presentan problemas psicológicos, ni deficiencias auditivas ni visuales importantes. La muestra procedía de la Universidad de Mayores de la UJI y de la UV, el más joven tenía 58 años y el más mayor, 82 años. “Todos se mostraron satisfechos con el programa, fueron capaces de utilizar el sistema por sí solos y los sistemas de inducción de emociones surtieron el efecto deseado. Además, pudimos detectar algunos casos que necesitaban tratamiento psicológico”, comenta la investigadora de Castellón.
El próximo paso es la validación final con personas de residencias de ancianos. La implantación del sistema en residencias como herramienta terapéutica era el objetivo prioritario de Mayordomo y se han seleccionado dos centros de Valencia para las pruebas. La Universidad de Zurich también se ha mostrado interesada en el proyecto y testeará una versión traducida al alemán en una residencia del país.