Un ejemplar de lamprea merina (Petromyzon marinus) ya se encuentra instalado en uno de los acuarios de la Casa del Río del Museo de la Ciencia de Valladolid. Documentos antiguos revelan la presencia de este pez primitivo en las aguas del río Pisuerga, algo que entra dentro de la normalidad, ya que esta especie, que vive en el mar parasitando a otros peces y mamíferos, remonta los ríos para poner huevos y morir posteriormente
En la actualidad, la lamprea marina restringe su distribución peninsular casi exclusivamente a la cornisa cantábrica y Galicia, sin embargo no siempre ha sido así, ya que antes de la construcción de presas y de la paulatina degradación que han sufrido los ríos de la Penñinsula Ibérica, la lamprea marina remontaba los cauces fluviales mucho más hacia el interior peninsular, y así lo atestigua su presencia hasta hace pocos años en la comunidad de Extremadura.
Desde el punto de vista morfológico, este curioso animal llama la atención por su forma serpentiforme, la ausencia de aletas pares y, sobre todo, la ausencia de mandíbulas, presentando en su lugar un disco oral a modo de ventosa dotado de numerosos dientes, con el que se fija y orada la piel del animal hospedador para alimentarse de su sangre.
El ejemplar que se exhibe en la Casa del Río proceden del río gallego Ulla, donde su pesca y comercialización está permitida hasta mediados del mes de abril. La lamprea marina puede verse en uno de los acuarios de La casa del Río junto con otras especies del tramo bajo.
Estos choques son la principal causa de muerte de cetáceos. Un nuevo estudio ha cuantificado, por primera vez, los riesgos que afrontan cuatro especies amenazadas de estos gigantes oceánicos en zonas clave de navegación mundial.
La expedición internacional Biodiversidad Global de Calcificadores Planctónicos Marinos ha aportado nuevas evidencias sobre este fenómeno, un proceso relacionado con el cambio climático que implica la progresiva invasión de aguas atlánticas en el océano Ártico.
