Un satélite del tamaño de un microondas, con el nombre de CAPSTONE, ha despegado rumbo a una órbita lunar única prevista para Gateway, la futura estación espacial de la NASA que respaldará su programa Artemis de exploración de la Luna.
La NASA ha lanzado este martes con éxito un satélite CubeSat, diseñado para probar una órbita lunar singular por la que se moverá en el futuro la plataforma orbital Gateway. Será un puesto de avanzada multipropósito que proporcionará apoyo esencial para las misiones de astronautas hacia la Luna, como parte del programa internacional Artemis liderado por la agencia espacial estadounidense.
El satélite y la misión actual, denominada CAPSTONE (Cislunar Autonomous Positioning System Technology Operations and Navigation Experiment), despegó en un cohete Electrón de Rocket Lab desde instalaciones que tiene esta compañía en Nueva Zelanda.
Este CubeSat, del tamaño de un microondas, se encuentra actualmente en una órbita terrestre baja y tardará unos cuatro meses en alcanzar la órbita lunar para la que ha sido diseñado.
“Estamos encantados con el comienzo exitoso de la misión y esperamos con ansias lo que hará CAPSTONE una vez que llegue a la Luna”, ha comentado Jim Reuter, administrador asociado de la Dirección de Misiones de Tecnología Espacial.
Este experimento está conectado a Lunar Photon de Rocket Lab, una tercera etapa del cohete que enviará al vehículo hacia nuestro satélite natural. Veinte minutos después del lanzamiento, esta se separó de la segunda etapa del lanzador Electron.
Durante los próximos seis días, el motor de Photon se encenderá periódicamente para acelerarlo más allá de la órbita terrestre baja, desde donde lanzará el CubeSat en una trayectoria balística de transferencia hacia la Luna.
El CubeSat recorrerá una gran distancia a toda velocidad a través del espacio profundo en su travesía de la Tierra a la Luna. Asistido por la gravedad del Sol, alcanzará una distancia de 1.550.000 kilómetros de la Tierra —más de tres veces la distancia entre nuestro planeta y satélite– antes de ser atraído de nuevo hacia el sistema Tierra-Luna.
Esta vía sinuosa, llamada transferencia lunar balística (BLT, por sus siglas en inglés), sigue contornos gravitacionales dinámicos en el espacio profundo. El equipo de CAPSTONE calculará la trayectoria de la BLT basándose en las posiciones siempre cambiantes de la Tierra, la Luna y el Sol.
“Ya hemos aprendido mucho para llegar a este punto, y nos apasiona la importancia de que los humanos regresen a la Luna, ¡esta vez para quedarse!”, destaca Bradley Cheetham, investigador principal de la misión.
En la Luna, CAPSTONE entrará en una órbita alargada llamada órbita de halo casi rectilínea (NRHO). Esta ofrece una estabilidad que se traduce en eficiencia energética para la vida útil de Gateway, de un mínimo de 15 años, en órbita alrededor de la Luna.
Una vez en NRHO, el CubeSat volará hasta unos 1.600 kilómetros del polo norte lunar en su paso más cercano y a 70.000 kilómetros del sur en el más lejano. Luego repetirá este ciclo cada seis días y medio y permanecerá operativo al menos seis meses para estudiar la dinámica.
Lanzamiento de CAPSTONE a bordo del cohete Electron de Rocket Lab desde la península de Mahia en Nueva Zelanda. / Rocket Lab
La tecnología empleada podría permitir que futuras naves espaciales determinen su posición en el espacio sin depender exclusivamente del seguimiento desde la Tierra. CAPSTONE también cuenta con una nueva capacidad de alcance unidireccional de precisión integrada en su radio que podría reducir la cantidad de tiempo de red terrestre necesario para las operaciones en el espacio.
“Es un pionero en muchos sentidos y demostrará varias capacidades tecnológicas durante el marco de tiempo de su misión mientras navega en una órbita nunca antes volada alrededor de la Luna”, sostiene Elwood Agasid, director del proyecto en el Centro de Investigación Ames de la NASA. “Está sentando las bases para Artemis, Gateway y apoyo comercial para futuras operaciones lunares”, ha subrayado.