Un equipo de investigadores ha demostrado que las distribuciones de los principales grupos de primates están relacionadas con las características tectónicas de la era del Mesozoico (hace 250 millones de años). Según el nuevo estudio, cada grupo evolucionó localmente a partir de un ancestro “muy difundido” en el supercontinente Pangea hace unos 185 millones de años.
Los científicos liderados por Michael Heads, investigador asociado del Museo de Ciencias de Buffalo (EE UU), llegaron a estos resultados incorporaron por primera vez modelos espaciales de la diversidad y distribución de los primates como evidencia histórica de su evolución. Los modelos anteriores se habían limitado a interpretaciones del registro fósil y los relojes moleculares.
“De acuerdo con las teorías preponderantes, se suponía que los primates se originaron en una pequeña área geográfica desde la cual se dispersaron a otras regiones y continentes”, indica Heads. Hasta ahora había predominado “una mala interpretación” sobre las estimaciones de los relojes moleculares de los fósiles como fechas máximas o reales del origen, que ha originado una popular teoría según la cual los primates de algún modo cruzaron la Tierra e incluso saltaron océanos para llegar a América y Madagascar.
“Estos modelos han provocado todo tipo de contradictorios centros del origen e imaginarias migraciones de primates que son innecesarias a nivel biogeográfico e incompatibles con la evidencia ecológica”, subraya el investigador y autor principal del estudio que se publica en Zoologica Scripta.
A partir de filogenética molecular, la especiación alopátrida y tectónica de placas, Heads demuestra que las distribuciones de población de los primates y sus parientes próximos –los tupayas y los lémures voladores- obedecen a un modelo evolucionado a partir de un ancestro ampliamente difundido. De este ancestro podrían haber evolucionado los extintos Plesiadapiformes en Norteamérica y Eurasia, los primates en Centroamérica, Sudamérica, África, India y el Sudeste Asiático y los tupayas y lémures voladores en el Sudeste Asiático.
Formación de los diferentes grupos
La divergencia entre los estrepsirrinos (lémures y lorinos) y haplorrinos (tarseros y antropoides) está relacionada con una intensa actividad volcánica en el monoclino de Lebombo en África hace unos 180 millones de años. Los lemures de Madagascar se separaron de sus parientes africanos con la apertura del Canal de Mozambique (hace 160 millones de años), mientras que los monos del Nuevo y del Viejo Mundo se separaron al abrirse el Atlántico hace unos 120 millones de años.
“Este modelo evita la confusión creada por las teorías del centro del origen y la suposición de un origen reciente de los principales grupos de primates debido a malas interpretaciones de las estimaciones divergentes del reloj molecular y del registro fósil”, afirma Heads.
El modelo tectónico soluciona el problema de las teorías de la dispersión que permiten a los primates atravesar el Atlántico hasta América y el Canal de Mozambique hasta Madagascar, pese a no poder atravesar 25 km desde Sulawesi hasta las islas Molucas y desde ellas viajar hasta Nueva Guinea y Australia.
Según Heads, los fósiles sólo proporcionan fechas mínimas para la existencia de determinados grupos, y existen numerosos ejemplos de que el registro fósil se amplía en decenas de millones de años tras el descubrimiento de nuevos fósiles.