Los siete exoplanetas que giran alrededor de la estrella enana y fría TRAPPIST-1 parecen no ser tan propicios para albergar vida como se creía. Dos nuevos estudios del Harvard-Smithsonian Centre for Astrophysics indican que la radiación intensa procedente del astro situado a 40 años luz habría arrasado las atmósferas de estos mundos rocosos.
La NASA anunció el pasado mes de febrero un gran descubrimiento más allá del sistema solar: la detección del primer sistema conocido de siete planetas del tamaño de la Tierra alrededor de una sola estrella, llamada TRAPPIST-1. Esta estrella ultrafría y enana –un poco más grande que Júpiter– está situada a 40 años luz, en la constelación de Acuario.
En el estudio, publicado en la revista Nature, se decía que estos mundos templados, en los que podría haber agua líquida, podrían ser el objetivo prioritario para buscar vida fuera del sistema solar.
Sin embargo, estas posibilidades parecen desvanecerse ahora tras la publicación de los resultados de dos nuevos trabajos en las revistas International Journal of Astrobiology y Astrophysical Journal Letters.
Los dos equipos del Harvard-Smithsonian Centre for Astrophysics han identificado condiciones que dificultarían la vida extraterrestre. Entre ellas, la radiación ultravioleta peligrosa procedente de la estrella enana y la falta de una cubierta de campo magnético.
“La radiación intensa y las partículas que fluyen de la estrella habrían arrasado gran parte de las atmósferas de estos siete mundos rocosos, incluso de los tres que aparentemente se encuentran dentro de la zona habitable, donde el agua líquida podría existir en la superficie”, ha señalado Avi Loeb, coautor de uno de los estudios, en un comunicado.
Vientos solares que golpean a los planetas
La falta de atmósfera también se destacó como un problema en el segundo estudio, que analizó los efectos de los vientos solares procedentes de TRAPPIST-1.
Las partículas solares de la estrella enana roja están golpeando a sus planetas a niveles entre 1.000 y 100.000 veces más que los que golpean los vientos solares del Sol, informan los científicos.
Además, debido a que los planetas y TRAPPIST-1 están tan cerca, sus campos magnéticos podrían estar unidos, por lo que las superficies de los planetas no tendrían la misma protección que la que tenemos en la Tierra, agregan.
"El campo magnético de nuestro planeta actúa como un escudo contra los efectos potencialmente perjudiciales del viento solar", dice la investigadora principal del segundo estudio, Cecilia Garraffo. "Si la Tierra estuviera mucho más cerca del Sol y sometida al ataque de partículas como las de la estrella TRAPPIST-1, nuestro escudo planetario fallaría".
Estos modelos informáticos son un recordatorio de que un planeta necesita condiciones más que óptimas para que el agua líquida apoye la vida. “De hecho, es sorprendente que estemos aquí”, destacan los autores.
Sin embargo ambos equipos señalan que no se debe dejar de buscar signos de vida en los sistemas TRAPPIST-1, pero estiman que “las posibilidades de que haya vida compleja en ellos es muy escasa”.
Referencia bibliográfica:
Manasvi Lingam, Abraham Loeb. “Physical constraints on the likelihood of life on exoplanets” International Journal of Astrobiology (6 de julio, 2017) DOI: https://doi.org/10.1017/S1473550417000179
Cecilia Garraffo, Jeremy J. Drake, Ofer Cohen, Julian D. Alvarado-Gómez, Sofia P. Moschou. “The Threatening Magnetic and Plasma Environment of the TRAPPIST-1 Planets”. Astrophysical Journal Letters (12 de julio, 2017).