Tradición, saber popular e investigación aplicada a la biodiversidad vegetal son las referencias del progreso del conocimiento en la etnobotánica, una ciencia que estudia la relación entre las poblaciones humanas y su entorno vegetal, un concepto introducido en un estudio con participación española sobre el patrimonio natural y cultural del mundo de las plantas.
Agrupar los usos similares de plantas de un mismo taxón y facilitar la identificación de nuevas aplicaciones de los productos naturales son las coordenadas de la convergencia etnobotánica, concepto introducido en un artículo que destaca en portada la revista Trends in Plant Science y que firman los expertos Joan Vallès, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio); Teresa Garnatje, del Instituto Botánico de Barcelona (IBB-CSIC-ICUB), y Josep Peñuelas, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).
La etnobotánica es una disciplina que ha avanzado con el progreso de las ciencias naturales y sociales. Es un componente definitorio del patrimonio cultural de los grupos sociales, en tanto se refiere al aprovechamiento de las plantas del entorno y los usos que los humanos les dan. Los avances en etnobotánica han facilitado la conservación de la biodiversidad desde una perspectiva tanto natural (genética, taxonómica, ecosistémica, etc.) como cultural, con la preservación del saber popular sobre el mundo de los vegetales, su gestión y la relación de las sociedades humanas con las plantas a lo largo del tiempo.
Conocer los usos populares de las plantas es fundamental para descubrir nuevos medicamentos y alimentos y, por tanto, para mejorar el estado de salud y la nutrición de muchas poblaciones. Tal como explica Joan Vallés, coordinador del estudio y catedrático de Botánica en la Universidad de Barcelona, «muchos medicamentos y productos nutracéuticos, alimentarios, cosméticos y con otras aplicaciones para el bienestar humano provienen de plantas». Dentro de estos productos, «una proporción importante proviene del saber y del uso popular y tradicional que se ha mantenido a lo largo de generaciones».
En la actualidad, solo 62 de las 457 familias de angiospermas (plantas con semilla y flores) y gimnospermas (plantas con semilla sin flores) se utilizan habitualmente por sus propiedades medicinales. El paclitaxel, un producto aislado de la corteza del tejo del Pacífico (Taxus brevifolia) y también presente en el tejo europeo (Taxus baccata), es uno de los ejemplos más citados de producto natural aplicado en tratamientos contra el cáncer. El anís estrellado (Illicium verum), una planta asiática bien conocida en la medicina tradicional china, fue la base del oseltamivir, el medicamento más prometedor contra la epidemia de gripe aviar, identificado a raíz de una campaña de prospección etnobotánica y farmacológica impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por el descubrimiento de la artemisinina —un derivado de la planta Artemisia annua, también usada en la medicina popular china—, la farmacóloga Tu Youyou fue reconocida con el Premio Nobel de Medicina 2015.
La revolución ómica en el mundo de la etnobotánica
Las ciencias ómicas están ampliando el horizonte del saber en biología, biomedicina y otras áreas afines. Los nuevos conocimientos en filogenia molecular, por ejemplo, han cambiado la visión científica sobre la clasificación taxonómica de muchos seres vivos.
En palabras de Josep Peñuelas (CSIC-CREAF), premio Ramon Margalef de Ecología 2016, "el desarrollo continuado de las nuevas técnicas de metabolómica proporciona una herramienta esencial para descubrir una nueva generación de productos naturales inspirada en la aplicación del nuevo principio de convergencia filogenética y en los estudios etnobotánicos".
En el contexto de la etnobotánica, los estudios de filogenia molecular han permitido generar el concepto de convergencia etnobotánica, sin duda un paso adelante para perfilar mejor la elección de plantas de interés. Esto, sumado a la reciente revolución de las disciplinas ómicas —en especial, la genómica y la metabolómica—, facilitará la identificación de nuevas aplicaciones potenciales de los productos naturales de las plantas.
"El uso de la misma especie, o de especies muy similares, por grupos humanos pertenecientes a culturas distintas y que no han tenido contacto entre ellos nos indica que este conocimiento se ha adquirido de forma independiente", señala Teresa Garnatje, directora del Instituto Botánico de Barcelona. "Estas plantas —detalla la investigadora—, que presentan características similares (convergencia evolutiva), también se pueden usar de forma similar (convergencia etnobotánica)".
Tal y como apuntan los autores, las coincidencias en el uso y, por tanto, en las propiedades de las plantas, también pueden interpretarse teniendo en cuenta el estudio de las relaciones evolutivas y de parentesco entre diferentes taxones. En consecuencia, con la nueva perspectiva de la convergencia etnobotánica —un concepto análogo al de convergencia evolutiva— se podrán detectar con mayor facilidad nuevas fuentes de productos útiles en el campo de la salud y la seguridad alimentaria.
"Así pues, habría que seguir trabajando en esta línea, que ha dado resultados satisfactorios y productivos, y aplicarle todas las capacidades de la ciencia y de las tecnologías disponibles. En resumen, lo que estamos haciendo es unir la tradición y la modernidad en una visión multidisciplinar que contribuye a mejorar el bienestar humano", concluye Joan Vallès.
Referencia bibliográfica:
"Ethnobotany, Phylogeny, and 'Omics' for Human Health and Food Security" http://www.cell.com/trends/plant-science/fulltext/S1360-1385(17)30001-8