Un estudio de la Universidad de Alcalá ha comparado la crisis de empleo de 1991-1994 y la actual desde 2007 a 2010, así como las reformas laborales llevadas a cabo en 1994 y 2010 respectivamente. Sus resultados muestran que tanto la evolución de los indicadores del mercado de trabajo como las respuestas de las autoridades económicas han sido bastante similares, tanto en el tiempo como en el diseño de las medidas.
“Lo que se observa es que la secuencia de acontecimientos –al menos hasta mediados del 2010, momento hasta donde llegó el artículo– son bastante similares, no solo en cuanto a los resultados del mercado de trabajo sino también en cuanto a las respuestas que se trataban de dar desde el gobierno a la situación de crisis”, explica a SINC Carlos García Serrano, profesor e investigador de la Universidad de Alcalá.
Según García Serrano, tanto en la crisis de los 90 como en la actual, la reforma laboral se adoptó al mismo tiempo y las medidas que se tomaron también son bastante similares.
“Se concentran todas las medidas en cuatro grupos, las que afectan a la contratación y la estabilidad en el empleo, las relacionadas con la intermediación laboral, las que tienen que ver con la negociación colectiva y finalmente con el despido. Aunque las medidas no sean exactamente las mismas, los objetivos que pretenden son similares”, explica el investigador.
En este sentido, en ambas crisis se flexibiliza la contratación y los despidos. Respecto a la negociación colectiva, en el 94 lo que se pretendía era dar más poder a los convenios colectivos para que pudieran regular más materias laborales, mientras que en 2010 se pretendió flexibilizar más las condiciones bajo las cuales las empresas pueden “descolgarse” de los acuerdos de los convenios.
“No son las mismas medidas, pero van por el mismo camino: flexibilizar las empresas, tanto en la entrada y salida de los trabajadores como en la gestión interna de la plantilla”, señala García Serrano.
Trabajadores cualificados de la construcción, los más afectados
En cuanto a la evolución del empleo por sectores o tipos de puestos de trabajo, también es similar en ambos casos aunque el investigador apunta algunas diferencias: “Se aprecia que entre la actual y la anterior crisis la evolución del sector de la construcción es distinta. En la de los 90 la parte más importante de las pérdidas del empleo se concentra en la industria, mientras que en esta, sobre todo en la primera fase, se produce una reducción sustancial de la actividad y del empleo en la construcción”.
De hecho, seis de las ocupaciones que más crecieron durante la expansión de la economía española (1996 a 2007) y ocho de las que más se redujeron durante la recesión estaban asociadas directa o indirectamente al sector de la construcción.
Las ocupaciones que más aumentaron entre 1996 y 2007 fueron los empleados domésticos y de limpieza del interior de edificios (654 mil personas), los trabajadores cualificados de construcción (531 mil) y los técnicos de apoyo en gestión administrativa (445 mil). Las que más disminuyeron en el período 2007- 2010 fueron precisamente los empleados cualificados de la construcción (453 mil trabajadores menos), los peones (269 mil) y los trabajadores del acabado de construcción y asimilados (226 mil). Por otro lado, el sector servicios se mantiene estable y hace de “colchón” de la pérdida de empleo.
“Las fluctuaciones de empleo y paro en España no tienen parangón cuando se compara con el resto de los países europeos”, señala el estudio. Para el investigador, entre los factores que lo explican están la propia estructura productiva española “que depende de algunas actividades estacionales como el turismo o la hostelería que son intensivas en mano de obra, es decir, cuando crecen necesitan más trabajadores, pero cuando la actividad económica se estanca también lo sufren más”, y que en España la mayor parte de las empresas son pequeñas y están más expuestas a cambios en la situación económica y en las concesiones de crédito.
Por último, el mayor peso de la contratación temporal, más elevado que la media europea, también afecta a la sensibilidad del empleo con respecto a la actividad económica. “Cuando empeora fácilmente se puede prescindir de los trabajadores temporales; cuando mejora la economía, primero se contrata de forma temporal y hace que el empleo crezca rápidamente”.
Carlos García Serrano sostiene que los efectos de la crisis actual serán más duraderos en gran medida por las medidas de recorte fiscal que se adoptaron en mayo de 2010 y posteriormente en 2011. “Parece que estos cambios están teniendo un efecto muy negativo sobre la actividad económica. En cualquier caso, la comparación de los cambios de la normativa laboral es necesaria para calcular la posible influencia de las reformas en los resultados agregados del mercado de trabajo y valorar si pueden conseguir reducir el elevado grado de sensibilidad del empleo a las variaciones de la producción característica de la economía española”, concluye.
Referencia bibliográfica:
Carlos García Serrano. ¿Déjà vu? Crisis de empleo y reformas laborales en España. Revista de Economía Aplicada 56 (nº XIX): 149-177, 2011.
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