Estudiar y conocer la diversidad de más de 20 grupos de insectos de la Sierra de Gredos (Ávila) para crear un plan mediambiental sobre la delimitación, uso y gestión de las áreas naturales es el objetivo del trabajo que capitanean investigadores de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) y de la Universidad de Salamanca (USAL)
Bajo el nombre completo de Estudio y gestión de la entomofauna de los espacios naturales protegidos del área de la Sierra de Gredos, el proyecto, en el que participan una veintena de profesionales, entre los tres directores, becarios de la UCAV y de la USAL, y 10 especialistas de otras universidades españolas, consta de varias fases.
La primera es poner al día el conocimiento de la diversidad entomológica en los espacios naturales protegidos del área de influencia de la Sierra de Gredos (Parque Regional de la Sierra de Gredos, Reserva Natural del Valle de Iruelas y Espacio Natural del Pinar de Hoyocasero), con especial incidencia en los grupos que incluyen especies protegidas. En total se abordan más de 20 grupos (órdenes y familias).
El objetivo es utilizar grupos de insectos como bioindicadores de la calidad y estado de conservación de los hábitats, explica el coordinador del proyecto, el investigador Guillermo Pérez Andueza, quien comparte la dirección con Manuel Portillo Rubio, profesor de la USAL, y con Luis Óscar Aguado Martín, consultor de entomología y medioambiente.
La investigación está orientada a la elaboración de una propuesta de directrices de gestión (forestal, agraria, aguas continentales, usos turísticos y usos científicos) en estos espacios protegidos, así como a servir de herramienta de un plan de seguimiento ambiental de la entomofauna, como bioindicadora del estado de conservación del hábitat, basado en grupos y metodologías sencillas.
Se trata de establecer pautas de gestión y de resaltar las especies o grupos que pueden servir como bioindicadores en función del hábitat de los diversos ecosistemas de la Sierra de Gredos para realizar un seguimiento de la zona con el paso de los años. Para ello, el proyecto contempla la formación de personal de la Junta para que sean los técnicos los que puedan evaluar cada cierto tiempo los grupos seleccionados (de especies protegidas y de interés como bioindicadores) y ver si siguen presentes.
Los insectos cuentas muchas cosas
Del contenido del estudio destacan insectos bioindicadores de la “salud interior” de Gredos, como los de la familia Asilidae (Diptera), importantes por su papel como depredadores; los de suborden Symphyta (Hymenoptera), particularmente susceptibles a las perturbaciones ambientales; orden Odonata, como indicadores de ecosistemas riparios; macroinvertebrados acuáticos, como indicadores de biodiversidad en medios acuáticos (fluviales y lacustres) y como bioindicadores de la calidad de las aguas, y orden Collembola, como informantes del estado de los suelos (microfauna del suelo).
“Estos últimos insectos son muy interesantes porque las comunidades son distintas si estás en un pastizal, en un pinar, un robledal o en un suelo incendiado y, por ejemplo, en este caso te pueden dar idea de en qué momento el suelo del bosque es de nuevo apto para repoblación o para admitir vegetación”, subraya el experto.
“Como son parte importante de las redes tróficas y alimento de invertebrados, los insectos son unos indicadores muy buenos; si la base de la cadena está bien, te está diciendo que probablemente lo de arriba, la cúspide, también lo esté”, además de que dan información “a lo largo del tiempo, no puntual como hacen los análisis”, apunta.
En este marco, “no tiene sentido hacer un plan de conservación e invertir dinero para una gran especie si su hábitat está muy degradado”. Todo esto hace que el estudio sea considerado “pionero”, añade el investigador.