Un equipo internacional de astrónomos, dirigido desde la Universidad de California-San Diego (EE UU), ha demostrado que la presencia de ciertos rayos gamma en la Vía Láctea, hasta ahora explicados por la influencia de la materia oscura, se puede atribuir al movimiento de los positrones por la galaxia. Los datos de la radiación gamma proceden del observatorio Integral de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Un grupo de astrónomos, dirigido por el investigador Richard Lingenfelter de la Universidad de California-San Diego (EE UU), analizando los datos del observatorio de rayos gamma Integral de la ESA ha desmontado las teorías que señalaban que algún tipo de materia oscura era la que explicaba una misteriosa radiación gamma presente en la Vía Láctea.
Esta radiación se conoce desde la década de los ‘70, y desde entonces se han propuesto varias teorías para explicar el fenómeno. Los avanzados instrumentos en resolución espacial y espectral de Integral revelaron que la emisión tiene un fuete pico hacia el centro de la galaxia, con una asimetría a lo largo del disco galáctico.
Diversos investigadores propusieron que alguna variedad de materia oscura podría explicar las observaciones de Integral. Los científicos piensan que la materia oscura existe en todo el Universo, una materia indetectable diferente del material normal que compone las estrellas, los planetas y a nosotros mismos. También se cree que está presente dentro y alrededor de la Vía Láctea, en forma de halo.
El reciente estudio, publicado este mes en la revista Physical Review Letters, revela que los positrones (antipartícula del electrón) que alimentan la radiación no son producidos a partir de la materia oscura, sino de una fuente completamente diferente y mucho menos misteriosa. Son resultado de la explosión de las estrellas masivas, que al explosionar dejan atrás elementos radiactivos que se descomponen en partículas más ligeras, incluidos los positrones.
El razonamiento que estaba detrás de la hipótesis vigente hasta ahora era que los positrones, al estar cargados eléctricamente, se verían afectados por campos magnéticos y, por tanto, no serían capaces de llegar muy lejos. Como la radiación se ha observado en lugares que no se corresponde con la distribución conocida de las estrellas, la materia oscura se invocaba como una alternativa para el origen de los positrones.
Pero el reciente descubrimiento del equipo de Richard Lingenfelter demuestra lo contrario. Estos astrónomos indican que los positrones formados por la desintegración radiactiva de los elementos dejados tras las explosiones de estrellas masivas, de hecho, sí son capaces de recorrer grandes distancias, y muchos abandonan el fino disco galáctico.
Por tanto, no se necesita a la materia oscura para explicar las observaciones de Integral. La mejor comprensión del comportamiento de los positrones ha servido para explicar la misteriosa radiación gamma de nuestra galaxia.