Un nuevo estudio publicado en The Lancet estima que en 25 años uno de cada seis niños y adolescentes será obeso o tendrá sobrepeso. Los investigadores subrayan la necesidad de una acción urgente en los próximos cinco años para revertir esta crisis de salud pública.
Una investigación, dirigida por un equipo del Murdoch Children’s Research Institute (MCRI) (MCRI) y publicada en The Lancet, concluye que un tercio de los niños y adolescentes tendrán sobrepeso (385 millones) o serán obesos (360 millones) en los próximos 25 años. La previsión equivale a 356 millones de niños de 5 a 14 años y 390 millones de 15 a 24 años, de los cuales uno de cada seis padecerá obesidad.
La tasa mundial de obesidad par la población de entre 5 a 24 años se triplicó entre 1990 y 2021, aumentando un 244% hasta alcanzar los 174 millones. esto indica que los métodos actuales para frenar el aumento de la obesidad han fallado a una generación de jóvenes. En 2021, 493 millones de niños y adolescentes tenían sobrepeso u obesidad.
Jessica Kerr de MCRI destaca que si no se desarrollan planes de acción inmediatos de cinco años, el futuro será sombrío para los jóvenes. “Los niños y adolescentes siguen siendo una población vulnerable dentro de la epidemia de obesidad”, comenta. La prevención es clave, ya que la obesidad rara vez se resuelve después de la adolescencia.
Las complicaciones asociadas como la diabetes, el cáncer, problemas cardíacos, respiratorios, de fertilidad y desafíos de salud mental, impactarán negativamente a nuestros niños y adolescentes ahora y en el futuro
“Este enorme problema no solo costará miles de millones al sistema de salud y a la economía, sino que las complicaciones asociadas con un alto índice de masa corporal (IMC), como la diabetes, el cáncer, problemas cardíacos, problemas respiratorios, problemas de fertilidad y desafíos de salud mental, impactarán negativamente a nuestros niños y adolescentes ahora y en el futuro, incluso con el potencial de afectar el riesgo de obesidad y la calidad de vida de nuestros nietos durante décadas”, agrega Kerr.
El análisis, publicado en el Día Mundial de la Obesidad, utiliza datos del Estudio de la Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo de 2021 para estimar los niveles actuales y futuros de sobrepeso y obesidad en 204 países y territorios. Se prevé que Emiratos Árabes Unidos, Islas Cook, Nauru y Tonga tengan la mayor prevalencia, mientras que China, Egipto, India y Estados Unidos tendrán el mayor número de niños y adolescentes con obesidad para 2050.
En Australia, los niños y adolescentes han experimentado algunas de las transiciones más rápidas hacia la obesidad en el mundo. Las niñas ya tienen más probabilidades de ser obesas que de tener sobrepeso. En general, para 2050, se espera que 2,2 millones de jóvenes de 5 a 24 años sean obesos y 1,6 millones tengan sobrepeso. A nivel mundial, habrá más niños de 5 a 14 años con obesidad que con sobrepeso para 2050.
Kerr enfatiza la necesidad de reformas políticas urgentes para frenar la rápida transición a la obesidad, especialmente en regiones como el norte de África, Oriente Medio, América Latina y el Caribe, donde el aumento coincide con un alto número de población y recursos limitados.
Muchas regiones históricamente han tenido que centrarse en prevenir la desnutrición y el retraso en el crecimiento en los niños. Para prevenir una emergencia de salud pública de esta nueva amenaza, una prioridad inmediata debería ser la creación de encuestas nacionales de vigilancia de la obesidad en niños y adolescentes en cada país.
La investigadora también señala que las adolescentes mayores, de 15 a 24 años, que están entrando en sus años reproductivos, son una población prioritaria para la intervención. “Las adolescentes que son obesas son un foco principal si queremos evitar la transmisión intergeneracional de la obesidad, las condiciones crónicas y los costos financieros y sociales graves a lo largo de las generaciones futuras”, asegura. “Con este grupo de edad cada vez más fuera de la escuela y atendido por servicios para adultos, necesitamos enfocar las intervenciones a nivel comunitario y comercial”.
Los gobiernos tienen que poner en marcha intervenciones regulatorias, como impuestos a las bebidas azucaradas, prohibición de la publicidad de comida basura dirigida a la infancia y la juventud, y financiación de alimentos saludables en escuelas primarias y secundaria
La profesora Susan Sawyer de MCRI insta a los gobiernos a invertir en estrategias multicomponentes que reduzcan los factores que impulsan la obesidad, abarcando la alimentación y bebida, la actividad, el estilo de vida y el entorno construido. “Si bien las personas y las familias pueden trabajar para equilibrar su actividad física, dieta y sueño, todo en nuestros entornos contrarresta estos esfuerzos”, señala.
En su opinión, “debido a este enorme cambio global en el peso de los niños y adolescentes,, ya no se puede seguir culpando a las personas por sus elecciones. Los gobiernos han de actuar con intervenciones regulatorias, como impuestos a las bebidas azucaradas, prohibición de la publicidad de comida basura dirigida a la infancia y la juventud, y financiación de comidas saludables en escuelas primarias y secundarias. También es importante considerar los beneficios de políticas más amplias, como la transformación del diseño urbano para fomentar estilos de vida activos”.
Referencia:
“Global, regional, and national prevalence of child and adolescent overweight and obesity, 1990-2021, with forecasts to 2050: a forecasting study for the Global Burden of Disease Study 2021”. The Lancet(2025)