Según el programa Noctua, de la organización conservacionista SEO/BirdLife, la población de lechuzas ha descendido un 13% desde 2005. El trabajo, realizado por 450 voluntarios, revela que en la mayoría del territorio español, exceptuando Castellón y Cataluña, el número de estas rapaces ha disminuido. Además, han estudiado a otras especies asociadas, como grillos y grillotopos que son la base de la dieta de estas aves, y han observado también un descenso de estos insectos en el país.
La lechuza común es una de las aves nocturnas que sufre el mayor declive detectado en el programa Noctua de la organización conservacionista SEO/BirdLife, que desde 2005 analiza la evolución de búhos o chotacabras entre otras especies en España. En concreto, han observado un descenso de su población del 13%. Estos datos, recabados a través de la colaboración de 450 voluntarios, parecen corroborar una percepción ciudadana: cada vez hay menos lechuzas en los pueblos y sus alrededores.
Pero este declive no es igualmente acusado en todas las regiones de España: la población de lechuza común se encuentra en valores inferiores a los de 2005 en todas las regiones del país menos en la zona mediterránea norte (Castellón y Cataluña). En concreto, este declive es especialmente acusado en la región mediterránea sur –que abarca a Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia o Islas Baleares, entre otras comunidades– donde sus poblaciones se han reducido a la mitad.
Cada año hay menos aves nocturnas
En términos generales se puede decir que las rapaces nocturnas que analiza 'Noctua', como el alcaraván común, el autillo europeo, o el chotacabras cuellirojo, presentan una evolución negativa desde que se puso en marcha la iniciativa. Solamente aumentan las poblaciones de las dos especies de búhos presentes en la península, el búho chico y el búho real, además del cárabo común y el chotacabras europeo.
Según el programa, las aves que habitan en medios arbolados han incrementado su población, mientras que las que frecuentan medios agrícolas han disminuido.
Los voluntarios además de agudizar el oído para contabilizar lechuzas, también, desde 2014, anotan los grillos y grillotopos que escuchan en sus paseos por el campo, ya que son parte de la dieta de estos pájaros.
Los resultados obtenidos alertan sobre el declive de estos insectos, así desde la organización pretenden analizar, en futuros programas, a que se debe esta situación.