Pese a que en la actualidad los niveles de polen se mantienen bajos debido a las últimas lluvias, la actividad alérgica se prevé “muy dura” esta primavera cuando las temperaturas empiecen a alcanzar los 20 grados. Así lo ha avanzado Alicia Armentia, investigadora del Hospital Río Hortega de Valladolid.
A juicio de la doctora, las partículas de sal impregnadas en los suelos quedarán en suspensión con las corrientes de aire caliente, lo que perjudicará a los pacientes alérgicos. En este sentido, en los días con calima se espera un aire “pesado y denso” que perturbará especialmente a los asmáticos, por lo que se recomienda a estos enfermos no salir de casa durante esas jornadas. Se calcula que cerca de 135.000 de los 500.000 ciudadanos alérgicos contabilizados en Castilla y León padecen asma.
Asimismo, es importante la “agresividad” con que se presenten los diferentes pólenes. Como es lógico, el entorno rural cuenta con más vegetación que el urbano. No obstante, es en las ciudades donde se presentan unos pólenes más agresivos y un mayor número de personas afectadas, tal y como refleja en estudio Alergológica 2005, en el que han participado alrededor de 300 alergólogos y 1.500 pacientes.
Tal y como señala Alicia Armentia, esta publicación apunta que la principal causa de la situación es la contaminación de las ciudades. De este modo, las estimaciones realizadas con la aparición de nuevos casos señalan que para 2010-2020 entre el 40 y el 50 por ciento de la población se verá afectada por algún tipo de alergia, frente al 20 por ciento registrado en estos momentos. Una de las teorías que justifica este incremento se centra en la higiene. Al parecer, antes se toleraban partículas, como las del polen, que ahora con la evolución en la limpieza y desinfección de los alimentos el sistema inmune las considera extrañas.
Mayor incidencia en población inmigrante
Por otro lado, el aumento constante de alérgicos se argumenta en relación con el consumo de alimentos vegetales, a los que se añaden hormonas para su mayor perdurabilidad, así como pesticidas y otros productos durante su fase de cultivo, lo que “estimula” su alergenicidad. No obstante, la descendencia también es influyente, al igual que el grado de contaminación. Es destacable además la incidencia en población inmigrante, que al trasladar su residencia se encuentra con nuevos alérgenos a los que hacer frente.
En cuanto a las posibles soluciones desde un punto de vista clínico, la alergóloga alude a tratar a los pacientes con inmunoterapia; mientras que desde una perspectiva “diaria” recomienda lavar alimentos, pelar frutas, extender el mayor tiempo posible la lactancia, evitar el tabaquismo o no hacer uso de anticonceptivos orales.