Cuando se dan cambios en el ambiente, la selección natural puede activar mecanismos evolutivos heredados durante millones de años que permanecían ocultos. A esta conclusión ha llegado un equipo de científicos que ha estudiado hormigas del género Pheidole, algunas de cuyas especies producen castas especializadas en la defensa del hormiguero.
Una investigación desarrollada en la Universidad McGill en Canadá ha concluido que la selección natural puede reactivar mecanismos evolutivos que se heredan de los ancestros y que permanecen ocultos e inactivos durante millones de años pero potencialmente funcionales todo el tiempo.
El estudio, liderado por Ehab Abouheif y que se publica en la revista Science, ha comprobado con hormigas del género Pheidole que estas herramientas genéticas se utilizan cuando ocurren cambios en el ambiente.
“Todo esto representa un gran avance en nuestra compresión de cómo funciona la evolución. De hecho, se trata de un proceso evolutivo general que se aplica a plantas y animales, no solo a hormigas”, declara a SINC Diego San Mauro, miembro del equipo y actualmente investigador de la Universidad de Barcelona.
Las hormigas son capaces de recuperar esas herramientas con las que producen genéticamente 'supersoldados' evolucionados de un ancestro común. Hoy en día las especies todavía tienen la capacidad de producir estos combatientes de cabeza grande, aunque sólo algunas lo han hecho.
Según la información con la que trabajan los expertos, “al menos en una de estas especies, Pheidole obtusospinosa, la casta de supersoldados constituye aproximadamente un 4% del total de la colonia”, informa San Mauro.
La investigación muestra, basándose en datos filogenéticos y de registro fósil de este género de hormiga, que el potencial de desarrollo heredado de los ancestros se ha mantenido durante entre 35 y 60 millones de años.
Durante el trabajo, los científicos fueron capaces de inducir el desarrollo de la variedad de supersoldados en una de estas especies, Pheidole morrisi, taponando las larvas con la hormona juvenil, lo que indica que las señales ambientales puede encender la maquinaria genética que produce estas hormigas.
Según San Mauro, “además de suponer un avance para la comprensión de los procesos evolutivos y genéticos, este trabajo tiene implicaciones más amplias en otras áreas como agricultura, medicina y conservación de la biodiversidad”.
Supersoldados
El género de hormigas Pheidole es uno de los más diversos, con más de mil especies de distribución mundial. “De todas ellas, solo hay ocho en las que actualmente se sepa que existe una casta de 'supersoldado”, comenta San Mauro.
Ming Huand, investigador de la Universidad de Arizona (EE UU) y colaborador del estudio, ha descubierto que las supersoldados de Pheidole obtusospinosa tienen la función de defender el hormiguero de las hormigas legionarias, también llamadas guerreras.
La estrategia de defensa de las supersoldados se realiza en varias fases. En primer lugar, usan sus grandes cabezas para bloquear la entrada al hormiguero durante las incursiones de otras hormigas legionarias enemigas.
Una vez que las invasoras han sobrepasado la entrada, las supersoldado se dispersan y se enfrentan a las hormigas rivales para, después del combate, volver a bloquear la entrada al hormiguero.
Referencia bibliográfica:
Rajendhran Rajakumar, Diego San Mauro, Michiel B. Dijkstra, Ming H. Huang, Diana E. Wheeler, Francois Hiou-Tim, Abderrahman Khila, Michael Cournoyea, Ehab Abouheif. “Ancestral Developmental Potential Facilitates Parallel Evolution in Ants”. Science. 335, 79-80. DOI: 10.1126/science.1211451