El estudio se ha publicado en 'Quaternary Science Reviews'

La tafonomía, una ciencia que reconstruye el pasado de los seres vivos en todos sus detalles

Aunque los términos fósil o paleontología son conocidos por todos y podemos encontrarlos con relativa frecuencia en cualquier medio de comunicación, no ocurre así con la tafonomía. Sin embargo, esta es la disciplina que permite esclarecer el proceso de fosilización. Los yacimientos y los fósiles son ventanas que nos permiten observar el pasado pero no pueden considerarse una instantánea del mismo. Así lo explica un estudio reciente del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), que nos acerca esta ciencia.

Pasado y presente de las expediciones.
Pasado y presente de las expediciones paleontológicas. Imagen: Archivo del Natural History Museum (izqda) y Yolanda Fernández-Jalvo (derecha).

Hasta hace apenas un siglo, los paleontólogos que dirigían las excavaciones decidían qué especímenes debían conservarse y cuáles descartarse, después de lo cual los elementos seleccionados se empaquetaban juntos de forma indiscriminada y se enviaban al laboratorio o museo donde posteriormente se estudiarían.

En la actualidad, los métodos empleados son muy diferentes, aunque el fósil sigue siendo el protagonista. Los picos y palas han sido sustituidos por instrumentos menos burdos que permiten la cuidadosa recuperación de cualquier resto, frente a la recolección indiscriminada. Ahora, se anotan cuidadosamente las coordenadas espaciales de cualquier pieza, rastro o señal, porque todo ello proporciona una información valiosa sobre ambientes pretéritos, principios biológicos, génesis del yacimiento, etc.

“Hay que tener en cuenta que los fósiles y los yacimientos, especialmente aquellos que se encuentran en medios continentales, no están donde vivían y han podido mezclarse con otros fósiles de ambientes distintos e incluso con períodos diferentes”, comenta Yolanda Fernández-Jalvo, investigadora del MNCN, que ha colaborado con la Universidad sudafricana Free State y el Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido).

Según el estudio, publicado en Quaternary Science Reviews, la investigación tafonómica se centra en los fósiles, pero va mucho más allá; cualquier signo de vida en el pasado, sea del tipo que sea, le concierne. Las huellas, excrementos fósiles, marcas dentales, restos digeridos, rastros de pisoteo, entre otros, aportan datos fundamentales para comprender cómo vivían las especies. De este modo, la tafonomía se aplica en un amplio rango de áreas como la arqueología, paleobotánica, estudios forenses, etc.

Interpretar el fósil en su contexto

En las interpretaciones paleobiológicas, en las que se intenta reconstruir las condiciones ecológicas en el pasado, hay tres cuestiones fundamentales: complejidad del hábitat, procesos de acumulación y preservación de la fauna y flora fósil, y la posibilidad de que los hábitats existentes en el pasado no tengan un equivalente actual. Por ello, la relación del fósil con el contexto donde se halla es fundamental para documentar cambios ambientales a una escala global, y ningún estudio paleoecológico debería realizarse sin un estudio tafonómico previo.

Una situación muy particular se da cuando se aplica la tafonomía a enclaves ocupados por homínidos, los cuales resultan de especial interés debido a sus implicaciones en la evolución humana. Estos lugares plantean una dificultad añadida, ya que los humanos pueden considerarse como un agente adicional de perturbación que puede distorsionar el ambiente original. La tafonomía constituye aquí una valiosa herramienta para comprender el comportamiento y modo de vida de los humanos a partir de la información que proporcionan las superficies de los huesos fosilizados, como consecuencia de actividades como la caza, la elaboración de alimentos o la decoración.

Si bien el registro fósil atesora un gran caudal de información biológica y ecológica, gran parte ella se muestra encriptada por lo que hay que descifrarla. La tafonomía permite entender las circunstancias vitales y la preservación de los organismos fósiles, y de este modo contribuye a resolver las cuestiones que plantea el paleobiólogo. Por ello, cabe considerarla como una forma más dinámica de observar el pasado.

Referencia bibliográfica:

Fernández-Jalvo, Y., Scott, L., Andrews, P. 2011. "Taphonomy in palaeoecological interpretations". Quaternary Science Reviews, 20: 1296-1302.

Fuente: MNCN
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