Un grupo de científicos de la Universidad Pierre y Marie Curie ha redefinido el límite térmico para la vida animal por medio de un trabajo de laboratorio con gusanos de Pompeya, según publica la revista PLoS ONE.
El límite máximo de temperatura donde se puede desarrollar la vida animal está por encima de los 42 ºC y por debajo de los 50 ºC, de acuerdo con el primer estudio de laboratorio con gusanos de Pompeya, que habitualmente viven en las fumarolas hidrotermales, grietas en la superficie del fondo oceánico de las que sale agua caliente.
Los gusanos, denominados Alvinella pompejana, colonizan las paredes de las chimeneas que se crean en las fuentes hidrotermales de las aguas profundas y prosperan en condiciones extremas de temperatura y presión. Hasta ahora habían esquivado los intentos de los científicos para traerlos a la superficie con vida e investigarlos.
Estudios previos sugerían que estos gusanos podían crecer a temperaturas de 60 ºC o más, pero se ha comprobado que no es así. "Esos trabajos anteriores suponían que Alvinella era una especie de excepción térmica en el mundo científico y se acordó que 50 ºC era el límite para que la vida animal prosperase”, explica Bruce Shillito, de la Universidad Pierre y Marie Curie (UPMC, Francia), y autor principal de la investigación, que se publica en la revista PLoS ONE.
Shillito y su equipo utilizaron una técnica durante la extracción de los gusanos de Pompeya que mantiene la presión extrema esencial para su supervivencia, lo que les permitió llevarlos al laboratorio para su análisis.
Según sus conclusiones, una exposición prolongada a temperaturas de 50 ºC a 55 ºC provoca daños letales en su tejido, lo que demuestra que en su ambiente natural estos gusanos no son capaces de soportar exposiciones a largo plazo por encima de los 50 ºC.
Sin embargo, los investigadores también observaron que la temperatura óptima para su supervivencia estaba todavía por encima de 42 ºC, clasificándolos entre los animales conocidos más “amantes del calor”.