Los casos de anafilaxia como efecto secundario de la inmunización son ‘extremadamente poco frecuentes’. Un estudio realizado sobre la población de Reino Unido e Irlanda menor de 16 años vacunada entre 2008 y 2009 muestra que solo siete niños sufrieron esta respuesta inmunitaria después del tratamiento.
Una de las más graves complicaciones médicas que se pueden sufrir, con un alto riesgo de muerte, es la anafilaxia. Es una reacción inmunitaria generalizada del organismo que se produce en diversas situaciones y por múltiples causas: consumo de alimentos específicos, medicamentos, picaduras de insectos y también vacunas.
Sin embargo, pese a los argumentos alarmistas que se esgrimen en contra de la vacunación y que se basan en circunstancias como este posible peligro, un equipo de médicos británicos ha probado que los casos de shock anafiláctico –cuando las reacciones ponen en peligro inmediato la vida del paciente– asociados a la vacunación son ‘extremadamente raros’.
“Es muy importante vacunar a los niños. Pero también es fundamental que las vacunas sean seguras. Nuestro estudio muestra que las reacciones alérgicas severas a las vacunas son muy extrañas”, asegura a SINC Mich Lajeunesse, autor del estudio e investigador del Hospital Universitario de Southampton, perteneciente al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido.
Como la anafilaxia es una reacción muy poco habitual, es difícil identificarla como un efecto secundario potencial de un nuevo tratamiento durante los ensayos clínicos. Los fabricantes dependen de los datos recogidos después de que el producto salga al mercado, por lo que son necesarios estudios como este. “Es el primer estudio de este tipo en Reino Unido e Irlanda”, puntualiza Lajeunesse.
“Los datos son muy tranquilizadores para el público general y los trabajadores de la salud”, afirman los investigadores. “Pese a sus limitaciones, el pequeño número de casos reportados parecen ser una buena estimación de los datos de anafilaxia [después de la vacunación]”.
Casos erróneos
Para realizar el estudio los autores utilizaron la muestra de todos los niños menores de 16 años de Irlanda y Reino Unido que supuestamente habían sufrido shocks anafilácticos después de ser vacunados, entre los años 2008 y 2009. Todos los casos habían sido registrados por especialistas, tal y como exige la Unidad de Vigilancia Pediátrica Británica.
En este periodo se documentaron únicamente 15 casos de ataques posteriores a la vacuna del sarampión simple, la del virus del papiloma humano (HPV, por sus siglas en inglés), dos tipos de vacunas para la meningitis, una de la hepatitis A, una tifoidea y una de recuerdo (posiblemente del tétanos o la polio).
Según los investigadores, solo siete de esos 15 casos se podían confirmar como verdadera anafilaxia. Aunque a veces sea difícil distinguirla de la alergia, se puede identificar por la extensión de la reacción inmunitaria, que habitualmente comprende uno o más sistemas orgánicos.
Cuando las manifestaciones de la anafilaxia ponen en riesgo inmediato la vida del paciente, se utiliza una inyección intravenosa de adrenalina –en casos menos severos se utiliza la vía intramuscular e incluso la cutánea–. Este tratamiento se aplicó en seis de los casos estudiados.
Protección eficaz
Tres de las crisis se relacionan con la vacuna del HPV, pero durante ese periodo el total de dosis administradas superó los dos millones, por lo que la incidencia de la complicación inmunológica es de 1,4 casos por cada millón. Ninguno de los incidentes se ha asociado a las inmunizaciones normales de los niños preescolares.
Dos de los pacientes habían sido tratados con la vacuna de un solo componente. Se estima que en esos años se vacunaron alrededor de 16.000 personas, por lo que la incidencia de anafilaxia es de 12 casos sobre 100.000, según las conclusiones de los autores.
Pese a datos como estos, el movimiento ‘antivacunas’ aumenta en adeptos que, en muchos casos, niegan la eficacia del tratamiento y consecuentemente no inmunizan a sus hijos. Lajeunesse advierte del riesgo que esto supone para la salud pública. “La vacunación protege a los niños de infecciones serias. Muchas enfermedades habían desaparecido prácticamente gracias a la inmunización, lo que ha hecho que la gente se relaje”, apunta el científico. “Pero es un error pensar que la inmunización no es necesaria”.
Referencia bibliográfica:
“Anaphylaxis as an adverse event following immunisation in the UK and Ireland”. Archives of Disease in Childhood. 24 de enero de 2011. Doi 10.1136/archdischild-2011-301163]
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