Un trabajo de investigación científica, que trata de recuperar las olmedas a través de la selección de ejemplares resistentes al hongo que causa la enfermedad, ha permitido identificar como autóctono un olmedo blanco en la finca de Quitapesares, en Palazuelos de Eresma (Segovia), por su variabilidad genética.
A los personas menores de 30 años les cuesta imaginar un olmo frondoso. La plaga de grafiosis, que asuela todo el planeta, se llevó por delante cerca de seis millones de ejemplares desde su primera aparición en la Península Ibérica, en los '80. Entre ellos estaba el olmo viejo, "hendido por el rayo/ y en su mitad podrido" de Antonio Machado.
La identificación de este olmedo, compuesto por 70 adultos y rebrotes que pueden sumar hasta los 200 individuos, tiene gran importancia biogeográfica, ya que permite desechar la idea de que la población no es fruto de una introducción por parte del ser humano. "Son ejemplares claramente autóctonos", comentó a DiCYT Luis Gil, catedrático del Departamento de Silvopascicultura de la Universidad Politécnica de Madrid. Esta catalogación puede ayudar a proteger el olmedo. En sus proximidades, una empresa constructora pretende construir una zona residencial con un campo de golf.
Gil explicó que el trabajo de investigación en el que se enmarca la identificación del olmedo de Quitapesares busca caracteres anatómicos de olmos resistentes al ataque del hongo Ceratocystis ulmi, que utiliza como vector un insecto conocido como barrenillo del olmo. "Ciertos ejemplares posee vasos por los que pasa la savia más estrechos, son más pequeños o bien contienen elementos que dificutlan el paso del hongo", explica el especialista. La enfermedad provoca muerte por marchitamiento foliar, por lo qu estos mecanismos defensivos permiten a ciertos ejemplares son capaces de soportar la acción del hongo.
El olmo es común en la España caliza. En la Península Ibérica coexisten tres variedades autóctonas diferentes: olmo común o negrillo, olmo glada y olmo ciliado o blanco. La Universidad Politécnica de Madrid contó con financiación de la Junta de Castilla y León para analizar las poblaciones de olmo ciliado de esta comunidad autónoma. Además, el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino destina fondos para la recuperación de este árbol.