El número de barrios vulnerables en España aumentó considerablemente entre 1991 y 2001. Según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid y el Ministerio de Fomento, en 20 años se pasó de 378 barrios vulnerables a 604. Los últimos datos recogidos (en 2006) señalan que dos años antes que se iniciara la actual crisis económica, las cifras ya respondían a un claro aumento de la vulnerabilidad.
El estudio Atlas de barrios vulnerables de España, una obra publicada recientemente en la que han trabajado la Sección de Urbanismo del Instituto Juan de Herrera de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y el Ministerio de Fomento, contiene el resumen estadístico de los valores nacionales y autonómicos y los correspondientes a las capitales de provincia y otras ciudades de más de 50.000 habitantes.
Este trabajo –elaborado por cuatro investigadores de la UPM y dos de la Universidad Carlos III– se basa en datos estadísticos que mantienen su actualidad (a pesar de que los últimos se corresponden a la regularización del Padrón Municipal de 2006). Según sus autores, las desigualdades urbanas persisten en el tiempo.
En el último año analizado, correspondiente a 2006, dos años antes que se iniciara la actual crisis económica, las cifras responden ya a un claro aumento de la vulnerabilidad. Se localizaron 256 barrios vulnerables de inmigración en 59 ciudades, con una población residente de 2.041.691, es decir el 8,75% de la población analizada.
En este estudio, se entiende la vulnerabilidad urbana como el proceso de malestar en las ciudades producido por varias desventajas: poca movilidad social ascendente, poca superación de la condición social de exclusión o dificultad de alcanzar una condición próxima a ella. Por el contrario, conlleva una percepción de inseguridad y miedo a la posibilidad de una movilidad social descendente o de empeoramiento de sus actuales condiciones de vida.
Una prosperidad ficticia
Los resultados de este estudio demuestra que el proceso de vulnerabilidad urbana ya se había iniciado antes de la crisis de 2007. El crecimiento de la desigualdad se incrementó a partir de esa fecha. Según los autores, la prosperidad de las ciudades españolas basada en la calidad de las nuevas periferias construidas en la década de 1991-2001 "era ficticia, porque tenía el correlato de la depresión de parte de la ciudad existente, que perdía efectivos y recursos y, por tanto, incrementaba sus índices de desigualdad frente a la ciudad en su conjunto".
En el Atlas de barrios vulnerables de España, los expertos inciden en que el concepto de vulnerabilidad de un territorio tiene que ver con dos dimensiones. Una de ellas es la que está constituida por condiciones de desfavorecimiento social, de desventajas estructurales de una población para desarrollar proyectos vitales en contextos de seguridad y confianza. La otra tiene que ver con el estado psicosocial de los ciudadanos, que afecta a la sensación que tienen del territorio en donde viven y de sus propias condiciones sociales. Una percepción negativa de su situación como residentes en un espacio social puede traducirse en procesos de malestar urbano.
Para la investigación se tomaron tres indicadores que permiten caracterizar la vulnerabilidad urbana: tasa de paro, porcentaje de población analfabeta y sin estudios y carencias en las viviendas (sin agua corriente, wc, baño o ducha en 1991; y sin servicio o aseo, en 2001). Pero se añade un cuarto indicador (tasa de inmigración) en la adenda de 2006. La vulnerabilidad se detecta cuando estos valores superan los de referencia respecto a la media nacional.
Las ciudades de menos de 100.000 habitantes, las más expuestas
El número de barrios vulnerables varía mucho de una ciudad a otra, concentrándose en su mayor parte, tanto en 1991 (33,42% de los barrios vulnerables), como en 2001 (38,81%), en seis ciudades: Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Córdoba y Las Palmas de Gran Canaria. La distribución de barrios y población vulnerables, sin embargo, ha variado entre ellas.
En 1991, el peso de Sevilla, Málaga y Las Palmas era muy similar y se distanciaba poco del de Madrid y Barcelona, pero en 2001, Madrid destaca muy por encima del resto. A continuación está Barcelona, que empeora su situación relativa tanto en el ranking del número de barrios vulnerables como en el de población vulnerable. Entre estas cinco ciudades, que se encuentran entre las 12 mayores de 300.000 habitantes, según el censo de 2001, no aparecen municipios como Zaragoza o Valencia, con un peso importante de población a nivel nacional.
El número de habitantes es importante, pero no determinante en la existencia y número de barrios vulnerables. De los datos de este estudio se desprende que las ciudades con mayor porcentaje de población vulnerable están mayoritariamente por debajo de los 100.000 habitantes. Así, el mayor porcentaje de fragilidad en 2001 (un 83,23%) se localizó en San Fernando de Cádiz, que no llega a los 90.000 habitantes. En el análisis del año 1991, fue Sanlúcar de Barrameda, de poco más de 50.000 habitantes, la ciudad que tuvo mayor tasa de vulnerabilidad, con un de 87,97%.
En una próxima edición del catálogo de barrios vulnerables se recogerán los datos del último censo (2011), cuyas cifras consolidadas solo se han conocido a final de 2014, manteniendo como punto de partida el proceso metodológico del que ahora se publica. El atlas actual también incluye un capítulo pormenorizado de las 12 ciudades de mayor población, para lo que se ha realizado una cartografía de la vulnerabilidad por indicadores y barrios que permite una comparación espacial de esta a lo largo de los periodos analizados.