La presencia de arácnidos en cultivos hortícolas de Almería sería la clave para ejercer el control natural de plagas. Así lo confirma un estudio español, cuyos resultados proponen la incorporación de plantas del hábitat natural en el entorno de los invernaderos para albergar enemigos naturales de las plagas, como las arañas.
Un equipo del Centro La Mojonera del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) y de la Estación Experimental Cajamar, junto con investigadores del CSIC, ha relacionado la abundancia de especies autóctonas con el control de las plagas más habituales de los cultivos hortícolas de invernaderos almerienses.
Los expertos han aplicado una nueva técnica basada en un control biológico natural, donde las especies autóctonas de ciertos arácnidos son habituales depredadores de las plagas más abundantes en los cultivos de invernadero.
El estudio, publicado en la revista Insects, evidencia el control biológico natural que pueden ejercer las distintas especies de arañas sobre las habituales plagas, principalmente la de la mosca blanca (Bemisia tabaci) y el trips de las flores (Frankliniella occidentalis).
La solución que propone la investigación para ejercer este control fitosanitario natural es la colocación de setos entre los cultivos de invernadero como hábitat de depredadores naturales de estas plagas.
“Se ha realizado un muestreo mensual en una finca experimental donde hemos podido comprobar que estos insectos autóctonos y los que constituyen una amenaza para los cultivos siguen la misma dinámica que ocurre dentro de los invernaderos”, explica María Estefanía Rodríguez Navarro, autor principal de la investigación.
Simular el hábitat natural
Para abordar el experimento, los científicos realizaron primero una prospección de campo y, tras un análisis en laboratorio de algunas muestras de vegetación, pudieron demostrar que estas plantas autóctonas que rodean los invernaderos no son reservorios de las plagas habituales que afectan al cultivo almeriense.
El segundo paso consistió en la selección de plantas: estas tenían que tener atributos que favorecieran la abundancia de enemigos naturales de plagas, entre ellos las arañas. Finalmente, implementaron el estudio en una parcela experimental de 800 metros cuadrados situada en la Estación Experimental Cajamar en la localidad de El Ejido en Almería, para así simular el hábitat natural de la zona.
Mediante muestreos mensuales los científicos comprobaron cómo las plagas y la fauna autóctona siguen la misma dinámica que ocurre en los invernaderos. Los insectos más abundantes fueron distintas especies de arañas cazadoras y tejedoras de telas. Los estudios demostraron la relación de abundancia entre estas y la existencia de plagas. Para demostrar esta relación, los expertos emplearon la técnica de análisis de redundancia (RDA), un método estadístico que muestra la correlación que existe entre las especies analizadas.
Los análisis demostraron que los distintos tipos de arañas son depredadoras de la mosca blanca en las diferentes fases de su madurez. Por ejemplo, las especies de arácnidos cazadores son depredadores potenciales de la ninfa de la mosca blanca y de sus adultos. Asimismo, la mosca en estado adulto, es presa potencial de las arañas tejedoras, al quedar atrapadas en las telas.
Control sin técnicas artificiales
De esta forma, los resultados del estudio muestran que la mosca blanca, amenaza principal para los cultivos de invernadero almerienses, es una presa potencial para arañas formadoras de tela y para las arañas que cazan activamente. Sin embargo, con respecto a la otra especie amenazadora de cultivos objeto de estudio, el trips de las flores, los científicos han demostrado que, aunque son también objeto de arañas cazadoras, no coinciden en abundancia durante la misma época del año, primavera-verano, por lo que los expertos profundizarán en esta especie en futuros estudios.
El estudio demuestra que la inserción de arbustos del hábitat natural de la zona en el entorno de los invernaderos, supone un control natural de las plagas y complementa las técnicas de Manejo Integrado de Plagas (MIP) basados en el uso de insecticidas y otras técnicas artificiales que se hace ya dentro de los invernaderos.
Los investigadores aplican estrategias prácticas que reduzcan la vulnerabilidad ecológica a nivel paisajístico. “En este sentido, la vegetación autóctona entre invernaderos puede ser una de las estrategias más factibles para conseguir este objetivo”, afirma Rodríguez. Para ello, los expertos favorecen la presencia de plantas que alberguen arañas depredadoras de plagas, que pueden crear barreras fitosanitarias que disminuyan las poblaciones de plagas en el exterior e impidan su entrada en los invernaderos.
Referencia bibliográfica:
Cotes B, et al. "Spider Communities and Biological Control in Native Habitats Surrounding Greenhouses" Insects marzo de 2018
Este estudio está financiado por el Proyecto RECUPERA 2020 del CSIC y por el proyecto TRANSFORMA del IFAPA cofinanciados por FEDER de la UE, y por el programa DOC-INIA, otorgado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agrícola y Alimentaria (INIA) y el Fondo Social Europeo.