Las aves realizan un largo y peligroso viaje cuando migran y lo planifican según las circunstancias. Un equipo de científicos, que ha seguido los desplazamientos de tres especies en tiempo real, ha analizado cómo las aves ajustan su periplo con los recursos alimenticios que detectan en su ruta. Los resultados revelan que las aves contribuyen a regular los ciclos de energía de los ecosistemas, pero para finales de siglo, tendrán más dificultades en encontrar alimento, según las proyecciones climáticas.
La duración y la dirección de los movimientos de las aves migratorias están íntimamente ligados a la disponibilidad de alimento que detectan en los diferentes ecosistemas por los que pasan. Así lo confirma un equipo internacional de científicos con participación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN).
El artículo, publicado en Sciences Advances, revela que la producción media anual de los ecosistemas es consumida principalmente por la biodiversidad residente, mientras que las especies migrantes suelen aparecer cuando hay picos de productividad por lo que contribuyen a la regulación de los ciclos de energía.
Utilizando telemetría por satélite y microtransmisores, los científicos han seguido con detalle los movimientos de 38 aves de tres especies cuyas rutas migratorias cubren gran parte de Europa y África: el cuco común (Cuculus canorus), el alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio), y el ruiseñor (Luscinia luscinia). Los cucos buscan ecosistemas con niveles altos de productividad continua, mientras a los alcaudones y los ruiseñores les valen los picos puntuales de productividad.
“Hemos comprobado que las tres especies cruzan ambos continentes buscando las zonas donde la oferta de recursos es mayor. Lo que tenemos que investigar ahora es cómo detectan dónde hay más alimentos y cómo ajustan su patrón de migración”, explica Miguel B. Araújo, autor del trabajo e investigador del MNCN.
El estudio revela algunos de los procesos de regulación de la biosfera. “Nuestros resultados apuntan a que la productividad media anual generada por los ecosistemas es consumida, primordialmente, por la biodiversidad residente, mientras las especies migrantes aparecen cuando hay picos de productividad que las especies locales no consiguen consumir, es decir, las migraciones contribuyen a regular los ciclos de energía”, comenta el investigador.
Escasez de alimento en 2100
Los científicos compararon las rutas migratorias con la disponibilidad de alimentos que proyectan los modelos climáticos para 2080 y los resultados muestran una clara descompensación entre los recursos estacionales y la presencia de aves.
“Todo apunta a que, para final de este siglo, tanto las alteraciones climáticas y otros impactos sobre las fuentes de alimento como los cambios en el uso del suelo, reducirán mucho las oportunidades de las aves para encontrar alimentos”, concluye Araújo.
Referencia bibliográfica:
K. Thorup, A.P. Tøttrup, M. Willemoes, R.H.G. Klaassen, R. Strandberg, M. Lomas Vega, H.P. Dasari, M.B. Araújo, M. Wikelski and C. Rahbek (2017) "Resource tracking within and across continents in long-distance bird migrants". Science Advances DOI: 10.1126/sciadv.1601360